-Marina, haga el favor de salir ahora mismo de mi clase por favor.-
Oigo a mi profesora gritarme y abro los ojos, y efectivamente, ahí sigo. En la clase de matemáticas. Miro a Lucia y me ella me mira con cara de preocupación e insinuándose que me largue de allí de una vez. Comprendo que tengo que salir del aula y eso hago. Cojo mi mochila y me largo.
-Si... Cla... Claro.-
Mientras salgo, oigo las risas y burlas de mis compañeros de clase. Digamos que tampoco soy de las mas populares ni la que tiene a todos los chicos a sus pies. Y para ser exactos, es que nunca he tenido novio. Si una cosa soy, es una chica de notas ejemplares, a pesar de que odie el colegio. No entiendo como puedo haberme quedado dormida. Pero tampoco me da tiempo a cuestionarmelo cuando la profesora sale del aula.
-¿Que le ha ocurrido señorita Muñoz? Es muy extraño por su parte ese comportamiento...-
-Lo.. Lo siento.- Digo intentando articular palabra.
-No he dormido bien...- Añado tras unos segundos intentando excusarme.
Me mira como si estuviera mirando en mi interior para descifrar si es verdad o es mentira. Y no es mentira, no he dormido casi nada.
-Vayasé al servicio y lavesé la cara, en 10 minutos comenzará la próxima clase, no vendrás hasta entonces.- Ordena.
-Muchísimas gracias, señorita rivas.-
La señorita rivas es quizas mi profesora favorita. Si, es la más estricta, pero le caigo bien, y se nota.
Cuando ya se ha ido, reflexiono sobre lo ocurrido. No me acuerdo de mucho. Solo recuerdo que cerré los ojos y... Paula. Alli estaba Paula.Meto las manos en mis bolsillos en busca de mi móvil para ver que hora es cuando veo el collar de paula. Otra vez no... Ahora lo veo clarisimo, lo recuerdo todo, lo encontré en mi casa y me lo guarde ahí. Aunque Paula ya se lo había llevado. Yo misma se lo vi puesto. Hace un momento ya no estana ahi, y ahora, ha vuelto.
No encuentro ninguna explicación razonable, y empiezo a sentir un leve dolor de cabeza, que pasadas unas horas, será insoportable.
Estoy frustrada y no tengo ganas de nada a si que me voy a casa. Luego llamaré desde casa y diré que no me encontraba bien.
Decido coger un taxi, ya que veo uno vacío en la puerta del colegio, y me siento tentada por él.
La verdad es que el camino no es demasiado largo, pero lo suficiente para ver algo extraño.
Le vuelvo a ver a ella, detrás de un árbol observándome.
-¡Para el taxi!¡Te estoy diciendo que pares! ¡Para!-
El taxi da un frenazo y me bajo rápidamente de él, pero no sin antes volver a gritar al pobre taxista.
-¡Espereme aquí!¡No se vaya!-
Me acerco sigilosamente a ella y ahí sigue, hasta que con mis dedos suavemente toco la corteza del árbol y ella sale corriendo.
Se le cae una hoja de papel del pantalón e intento devolvérsela corriendo tras ella.
-Eh Paula, espera. Se te ha caído esto, ¡Espe...!-
No me deja terminar de hablar cuando cruza hacia la derecha del parque y se va. Se ha esfumado, ya no esta aquí y sigo con su hoja de papel.
Se que no debería leerla pero la tentación me puede.
-Lo siento Paula, debo saber que haces aquí.- Me disculpo antes de leer la nota.
El papel es igual al que me encontré en el pomo de la puerta anoche.
«Marina, me voy. Lo he intentado y no me has dejado. Lo siento. Pronto sabrás que está pasando, pero tendrás que»
No puedo leer más porque la hoja esta rota, y le faltan trozos.
¿A que se refiere con que lo ha intentado?¿Intentar el que?
Muevo mi mano hacia el bolsillo en el que tengo en collar, pero de repente siento arena en la mano.
La nota de Paula se ha convertido en arena. Ya no hay nota.
-¡Paula! ¿Que está pasando? ¿Que es lo que tengo que hacer?-
Cuando me giro para irme hacia el taxi, obtengo la respuesta. En el árbol en el que ella estaba apoyada, justo encima de mi mano, alguien ha marcado una palabra, que hace un momento no estaba.
«Irte.»
Ahogo un grito y salgo corriendo hacia el taxi. Y como era de esperar el taxi no está.
"Mierda, mi mochila." pienso.
Mi mochila estaba dentro, mi dinero, mi móvil, mi... mi... ¡Mierda! ¡Las llaves de mi casa!
Miro el reloj y ha pasado una hora desde que baje del taxi.
¿Una hora? Si solo fueron unos minutos.
No estoy segura de si mi madre volvía hoy o mañana. Pero voy corriendo a casa con esperanza de que sea hoy.
Toco la puerta y está abierta.
Cuando entro justo al pie de la escalera, hay está, mi mochila.
«Dios bendito, ¡menos mal!»
Después de revisarla, todo sigue igual, nadie me ha robado nada, y a estas alturas, ni siquiera me replanteo que ha podido pasar.
Llamo a mi madre.
*Llamada*
-Hola mamá-
-¿Marina?¿Donde estas?¿Y el colegio?- pregunta histérica.
-Me... Me encontraba mal mama. ¿Cuando vuelves-
-En una hora-
-¡Perfecto, ¡luego nos vemos Mami!-
-Adiós cariño.-
*Fin de la llamada*
No tengo ganas de hacer nada, a si que me voy al sofá a ver mi serie favorita mientras reviso mi móvil.
No tengo mensajes nuevos ni nada parecido. Lo que me extraña es que cuando miro la hora, no ha pasado una hora desde que me baje del taxi, si no que ha pasado media hora. ¿Se ha vuelto loco mi reloj? Es lo más probable porque ahora mismo las manecillas están quietas, y marca la misma hora que cuando fui en busca del taxi y pensé que habia pasado una hora. Se ha averiado. Quizá le di un golpe. Tampoco me preocupa.
Al cabo de un rato suena el timbre de casa.
*Ding dong*
Abro la puerta y es mi madre.
-Hola mama.-
-Hola cielo, ¿estás mejor?-
-Si, gracias.-Mientras me prepara la comida, me doy un baño para refrescarme y no paro de pensar en la nota. Se desvaneció en mi mano como si nada.
Cuando salgo de la ducha y miro el móvil tengo 7 llamadas perdidas de un mismo número. Un número que no parece estar en mi lista de contactos.
Decido devolver una llamada, ya principalmente por curiosidad.
*Llamada*
-¿Quien es?- Pregunto.
-Soy yo.-
Conozco esa voz.