Cuando el cielo se caiga. {parte 3}

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"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo hoy todavía, plantaría un árbol"


Dedujo que eran quizás las siete de la mañana cuando oye cómo Louis se remueve en su cama en el piso, y él sin saber porqué, finge seguir con su plácido sueño. El castaño se levanta, toma su celular, y a un paso muy cuidadoso abandona la habitación. Harry observa a su figura desaparecer por el umbral de la puerta entreabierta, y queda aguardando por un sonido que le indicase qué podría ir a haber hecho el ojiazul.

El sonido seco y suave de los talones descalzos de Louis se oyen caminar por las baldosas del living, y el rizado oye atentamente desde la habitación.

Era muy temprano para estar despiertos. Si bien era cierto que ese era su último día de estancia en la tierra, y no debían desaprovechar ni un segundo de él, Harry de igual manera pensó que madrugar en el extremo terminal de su vida era algo terriblemente injusto.

Con pereza, se despabila con un silencioso bostezo y se levanta del colchón. Se dirige hacía la ventana, y por entre las rendijas de la persiana ve a el potente sol de verano naciendo por entre los edificios. El cielo estaba con matices rosas, naranjas, y azules. Parecía una pintura al óleo limpia, de no ser por aquella mancha redonda amenazante que se veía a un lado del sol, y que tan sólo ayer estaba bastante más en la lejanía. Se acercaba, y se hacía más grande. Harry tragó en seco al verlo, tan amenazante, tan poderoso, tan destructor...


-¿Hola, mamá? soy...soy Louis.-

Todos los sentidos del rizado se dispararon al escuchar la peculiar voz del castaño hablar, y enseguida corrió a posicionar su oreja contra la puerta.

- Sé que jamás contestarás tu teléfono no importa cuántas veces llame, y sin importar que me esté muriendo, así que te dejo éste mensaje. Espero puedas darte un pequeño tiempo de escucharlo, y si no, pues...está bien. -

Con cautela, el ojiverde asoma sus ojos por el espacio que había dejado la puerta entreabierta, y pudo vislumbrar a Louis de espaldas, con el celular pegado a su oreja.


-Sólo...sólo quería hacerte saber lo mucho que te quiero. A pesar de todo, te quiero mucho, mamá, y te perdono...- Su voz comenzó a volverse baja, como un susurro lastimero.- Dile a papá y a mis hermanas que los quiero mucho también, y que nunca lo he dejado de hacer. Perdón, mamá, perdón por no haber sido un hijo del cual enorgullecerse, por no haber sido el hijo ejemplar que tú siempre soñaste, por defraudarlos. A pesar de todo, fueron la mejor familia que pude haber tenido.-

Louis comienza a llorar, y su voz lo delata. El rizado quiere salir e ir a abrazarlo con fuerza, pero no se lo permite, eso sería romper con un momento muy íntimo. Ya era suficiente mal-educación con el estar espiándolo a escondidas.

-Espero que las niñas no estén asustadas con toda esta situación, aunque creo que es bastante inútil el decir eso, ya que yo mismo tengo miedo. Tengo mucho miedo, sí. Pero tú siempre haz dicho que todo sucede por una razón, ¿verdad? espero que haya una muy buena razón para ésto...- Limpia sus lágrimas, y luego trata de estabilizar su estado anímico. - Dime, mamá, ¿Alguna vez te has sentido orgulloso de mí? ¿Aunque sea una mínima vez en la vida? sería muy feliz sabiendo que aunque sea una vez he provocado eso en ti...sería muy feliz.-

El departamento entero queda en silencio por unos momentos, y luego Louis carraspea, y su voz se vuelve más estable.

-Supongo que adiós entonces..., a pesar de todo, fue un placer el haberte tenido como madre. Sólo, sólo quería que supieras esto antes de que todo termine...-

Cuando el cielo se caiga. [One shot] l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora