El sinsajo que no volverá a cantar

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Desde el momento que Effie Trinket llamó mi nombre en la cosecha, yo sabía que no tenía ninguna oportunidad.

No solo era el hecho de que yo no sabía utilizar ningún tipo de arma, al menos que contara el cuchillo que utilizaba para cortar el pan, ni tampoco era el hecho de que yo provenía del Distrito 12, un distrito que casi nadie patrocinaba y, por lo tanto, llevaba 23 años sin vencedor. Tampoco era el hecho de que mi mentor era el borracho de Haymitch.

No, ese no era el problema.

El problema real es que yo no era ningún asesino.

Y, bueno, tengo que agregar que no tengo una verdadera razón para regresar a casa.

Aunque es cierto que tengo una familia y un montón de amigos, sé muy bien que lloraran por mi muerte y luego seguirán con sus vidas, como si ningún Peeta Mellark hubiera existido alguna vez. Había una razón, sin embargo. O pudo haber sido una.

Katniss Everdeen.

Había estado enamorado de ella desde los 5 años, desde aquella lejana clase de música donde ella cantó la Canción del Valle y todos los pájaros de afuera se callaron. He cargado con este amor desde entonces, con demasiado miedo de confesárselo. Nunca hable con ella, jamás reuní el coraje suficiente para hacerlo.

Quizá ganar los Juegos y regresar a casa para confesarle lo mucho que la he amado pudo haber sido una razón para al menos intentarlo.... si ella no sehubiera ido semanas antes.

Katniss y su (llamémosle) amigo Gale Hawthorne cazaban ilegalmente en los bosques que rodean el Distrito para proporcionarle comida a sus respectivas familias. Habían estado haciendo eso desde que sus padres murieron en un accidente en las minas de carbón.

Sin embargo, un día, sin saber por qué, ni Katniss ni Gale regresaron de cazar.

El Distrito se volvió un hervidero de rumores. Rumores como: "tenían tantas papeletas esta cosecha que decidieron evitar que alguno de los 2 saliera sorteado", "ya no querían tener tantas bocas que alimentar" o aun peor "habían sido amantes en secreto y pensaron que lo mejor sería irse juntos, adentrarse más en el bosque y disfrutar de su amor sin la preocupación del Capitolio decidiendo su vida".

Yo hacía todo lo posible para no escuchar esas cosas. Me hacían sentir peor de lo que ya me sentía.

Había perdido mi oportunidad.

Nunca le hablaría ni le diría lo que sentía.

Ella se había ido y yo nunca había logrado ser valiente y hablarle.

Y ahora yo iba a morir.

~~~

Los golpes en la puerta hacen que vuelva a la realidad.

Fui escogido para ir a los Juegos del Hambre. Estoy en el Capitolio. En el desfile de tributos el distrito 12 acaparo toda la atención. Estuve en llamas. Es hora de cenar.

Effie me acompaña hasta el comedor donde nos encontramos a Cinna y Portia charlando animadamente con Haymitch. La chica que fue cosechada junto conmigo no se ve por ninguna parte. Effie me informa que ella no vendrá a cenar. Yo solo me quedo callado esperando que Effie termine su discurso sobre los malos modales de la chica. Me siento en uno de los lugares desocupados centrando mi atención en la deliciosa cena que está enfrente de mí, haciendo caso omiso del mal presentimiento que se instala en mi pecho. Seguramente Effie y Haymitch terminaran peleando, como todas las veces que están en una misma habitación.

Empiezo a comer sin prisa sabiendo que si me atiborro, seguramente me sentiré enfermo después. Intento seguir el hilo de la conversación hasta que un chico coloca una tarta de aspecto magnifico sobre la mesa y con rapidez le prende fuego. Me quedo maravillado viendo ese pequeño espectáculo hasta que el fuego se va extinguiendo. La curiosidad me gana y quiero saber cómo sucedió eso.

El sinsajo que no volverá a cantarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora