Los últimos días con Karime han sido una mezcla de calma y emoción. Todo entre nosotras fluye con una naturalidad que me hace sentir profundamente conectada a ella. Compartimos momentos sencillos, pero tan significativos, en los que las palabras ya no son necesarias; sus gestos hablan más que mil frases. Aunque nuestra relación ha ganado más intimidad, he notado que Karime también tiene sus momentos de vulnerabilidad, esos que no siempre se atreven a mostrar, pero que yo reconozco sin esfuerzo.
Hoy, mientras caminamos por el parque, disfruto de la simple compañía de estar a su lado. El aire fresco acaricia mi rostro y el sol de la tarde se cuela entre las hojas, creando una atmósfera cálida. Karime está tan cerca de mí que siento que no necesito nada más. A veces, ni las palabras son necesarias para que el momento se sienta completo.
Estábamos en el parque, Karime y yo, disfrutando de una tarde tranquila. El sol estaba en su apogeo, y el aire nos envolvía, creando una atmósfera casi mágica. Karime me pidió que le pasara mi teléfono para tomarnos una selfie, algo simple, pero divertido. Sin embargo, el destino parecía tener otros planes. Cada vez que intentábamos la foto, algo salía mal: el ángulo no era el adecuado, la luz no era la correcta, o nuestras sonrisas no coincidían. Mi frustración comenzaba a crecer, mientras Karime seguía tan tranquila, pero yo no podía evitar sentir que no lo estábamos logrando.
—No entiendo qué pasa con este maldito teléfono —dije, mirando la pantalla molesta.
—Tal vez el destino nos está diciendo que las selfies no son para nosotras —comentó Karime, soltando una risa ligera.
Aunque la frustración seguía en mí, Karime no parecía tan preocupada. Volvió a intentarlo, pero nada parecía funcionar. Al final, su actitud relajada me hizo pensar que quizás lo mejor era dejar de buscar la foto perfecta. Y entonces, Karime, con esa sonrisa traviesa, me miró y tuvo una idea.
—¿Y si lo arruinamos completamente? —sugirió, con brillo en los ojos.
Su mirada me hizo dejar de preocuparme por la foto. Me reí, dejándome llevar por su entusiasmo. Karime empezó a poner caras ridículas, y yo no pude evitar seguir su ejemplo.
—¡Eso es! Vamos a hacer las peores selfies de la historia —exclamó, sacando la lengua y haciendo una mueca más.
Poco a poco, las risas fueron ganando la batalla. Olvidamos el teléfono, olvidamos la calidad de las fotos, y lo único que importaba era el momento. Solo estábamos nosotras, riendo sin parar, haciendo las caras más absurdas posibles. Me encantaba escuchar las carcajadas de Karime, su risa era una felicidad sencilla pero profunda para mí. Al final, después de algunas fotos ridículas, ya no importaba cuántas veces falláramos; lo único importante era el momento compartido. Pero, como siempre, la vida nos lanza sorpresas.
En un instante, Karime intentó sostener el teléfono y, por un segundo, se le resbaló de las manos. La miré, asustada, pero el teléfono cayó al suelo sin daño. Karime lo recogió rápidamente, revisando la pantalla con cautela.
—¿Todo bien? —le pregunté, con un nudo en la garganta, temiendo que el teléfono estuviera roto.
—Sí, todo bien —respondió, pero su expresión había cambiado. Estaba mirando la pantalla con atención. Entonces, vi la notificación que acababa de llegar.
Era un mensaje de Sian. Un simple corazón.
Mi estómago dio un vuelco. No quería que Karime viera esa notificación, pero ya era demasiado tarde. Vi cómo su mirada se posaba en la pantalla y sus ojos cambiaban de un tono juguetón a algo más serio.
—¿Qué es eso? —me preguntó, su voz diferente, con un toque de curiosidad y algo más.
—Es de Sian —respondí en voz baja, casi sin querer que esas palabras salieran. —Pero no es importante —añadí rápidamente, tratando de restarle dramatismo.
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Never Let Me Go (Completa)
ФанфикConoce a Gala, una joven atrapada en un torbellino de emociones después de una ruptura dolorosa. Su vida da un giro con Karime, enigmática y apasionada. ¿Podrá Gala encontrar su verdadero yo y superar sus miedos para amar de nuevo? ¿O sucumbirá al m...