Capt 55

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Pidieron la comida: unos huevos a la benedictina para él y una ensalada marinera para ella.

Justin pidió que les trajeran las bebidas con la comida. En cuanto la camarera se hubo marchado, se metió la mano en el bolsillo y encendió de nuevo el vibrador.

Sentada con el cilindro metálico encajado en la vagina, ______ notaba cómo las vibraciones se extendían por todo su cuerpo. Los pezones se le endurecieron, el vientre empezó a tensársele y comenzó a sudar.

—¿Te gusta? —preguntó Justin.

—Sí —respondió ______ en un gemido antes de humedecerse los labios con la lengua.

Justin le tomó la mano y empezó a lamerle la parte interior de la muñeca. ______ reaccionó presionando los muslos, lo que le provocó la habitual oleada de calor que la recorrió de arriba abajo.

—¡No puedo! ¡Estamos en un restaurante!

—Claro que puedes, preciosa. Estamos solos, así que no hay nadie que esté mirándote. — Justin movió la silla ligeramente hacia la izquierda—. Con la planta y conmigo no pueden verte desde la entrada.

Le mordisqueó los dedos de la mano derecha y sonrió con una expresión tremendamente sexy mientras, con la otra mano en el mando, subía la intensidad de las vibraciones.

—¡Dios mío! —gimió ______ al notar el cambio.

—Déjate llevar, cielo. No te resistas.

______ retiró la mano que tenía encima de la de Justin y se apoyó con ambas palmas en la mesa. Se inclinó hacia delante para apretarse más contra el vibrador y dejarse invadir totalmente por las sensaciones. Se mordió el labio inferior y empezó a jadear.

—Eso es, vamos —la animó él al tiempo que aumentaba de nuevo la intensidad.

A ella le resbalaban las lágrimas por las mejillas mientras trataba de mantener la compostura.

—Justin, por favor —le rogó en un susurro.

Había empezado a dolerle el estómago del esfuerzo por contenerse. De pronto, no pudo aguantar más: se inclinó hacia delante y luego se combó hacia atrás recostándose en la silla, totalmente desencajada por el orgasmo. Durante unos segundos no dejó de temblar. Oleada a oleada, el éxtasis la agitó de la cabeza a los pies. Tuvo que controlarse para no caerse de la silla y acabar desparramada en el suelo de ladrillos como si fuera un charco de agua. El patio, Justin, todo lo que la rodeaba fue difuminándose al electrizársele todas las terminaciones nerviosas.

Poco a poco fue recuperando el control. Tenía la frente empapada y las gotas de sudor le resbalaban entre los pechos. El vibrador seguía activado y aún le frotaba el clítoris, ya muy sensible. El intenso placer de hacía unos segundos se convertía ahora en un dolor insoportable.

______ chasqueó los dedos y ordenó:

—Apaga eso.

Justin obedeció al instante.

—¿Estás bien, cariño? —quiso saber, algo nervioso.

Ella cogió una servilleta de lino y se secó con ella la cara y el cuello, aunque no respondió.

—______, esta mañana me has dicho que te gustaría saber qué se sentía cuando un hombre tomaba el control de tu cuerpo.

Y tenía razón. Lo había dicho. Y él había hecho exactamente lo que ella había pedido: le había preparado una experiencia de dominación y la había hecho perder el control de su propio cuerpo. Los orgasmos habían sido increíbles. A ______ se le dibujó una media sonrisa.

Con aquella reacción, Justin se quedó visiblemente más relajado.

—Vaya, menos mal. Me habías asustado.

La sonrisa de ______ se tornó burlona.

—Que no se te olvide que he confiado en ti todo el rato. Así que cuando yo te lo pida, tendrás que hacer lo mismo.

Él levantó las manos en actitud de defensa.

—Por supuesto. Cuando quieras.

Bad Girl {HOT Justin&Tu Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora