Mío

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Rinharu

Mío

Rin y Haruka habían estado secretamente enamorados desde pequeños.
El que ambos se separasen fue doloroso para los dos. Pero nunca fueron capaces de hablar de sus sentimientos con alguien más. Eran personas demasiado reservadas para eso.

Rin, el pelirrojo, realizó sus estudios en Australia, donde en un principio, no conseguía hacer amigos. Uno de los problemas era el idioma. Por otra parte, el pequeño Haru, cómo el lo recordaba, estudió en Japón.

Pero, como era de esperar, volvieron a encontrarse.

Haruka Nanase paseaba con Makoto, su mejor amigo, camino a clase. Se quedó mirando al de ojos azules, que, como siempre, iba distraído. Nunca escuchaba los consejos de su amigo.

El de ojos rojos se dio cuenta de lo que aún significaba su viejo amigo para él. Los latidos de su corazón se lo decían todo. Esos nervios que sentía en su interior, le decían que amaba a Haru, y que siempre lo haría, por más que estuvieran alejados el uno del otro.

Esta vez sentía con mucha intensidad, que Haru debía ser suyo, y lo iba a conseguir. Ya no aguantaba más sin tenerlo.

Lo siguió hasta la escuela, y se quedó deambulando por ahí.

Nagisa, que casi siempre llegaba tarde, por poco vio a Rin en la entrada. Menos mal que el pelirrojo lo había visto antes, y pudo esconderse de él. Nagisa podía ser muy molesto. Además, no quería que le dijera a Haru y a Makoto, que él estaba ahí, si es que seguían siendo íntimos amigos.

Matsuoka estaba ansioso. Deseaba ver de nuevo a Haru. No sabía muy bien qué le diría, si es que conseguiría decirle algo, siempre había sido muy orgulloso.

Cuando las clases por fin habían terminado por ese día, y toda la gente salía corriendo, deseando llegar a casa, Rin visualizó a Haru. Como siempre estaba con Makoto.

¿Porqué siempre estaban juntos? Entendía que siempre hubieran sido mejores amigos, pero él también lo había sido y nunca llegaba a ser tan exagerado a la hora de estar las veinticuatro horas al lado del moreno.

Siempre le había tenido una especie de envidia al de ojos verdes.

Salieron de allí, apartándose de la multitud. Cuando caminaban solos, no tuvo más remedio que aparecerse ante ambos, ya que Makoto no se apartaría del otro.

-¿Puedes volver a casa solo? -habló el pelirrojo, dejando con la boca abierta a los dos chicos. Él sólo asintió.

Por un momento quiso decirle que le alegraba volver a verlo, y que era toda una sorpresa. Pero eso último no era cierto.
Él tenía la esperanza de que volvería, pero no por todos ellos, no por el equipo que siempre formarán, sino por Haruka.

Con una media sonrisa, abandonó a los otros dos, y los dejó conversar a solas.

Makoto siempre había estado enamorado de Haruka, puede que incluso antes que Rin. Pero él sabía que su amor no era correspondido, al contrario que con el pelirrojo. Que aunque su amigo nunca se lo hubiese confesado, a él no le hizo falta.

-¿Qué haces aquí, Rin? -preguntó Haruka, como el que no quiere la cosa.

-Quiero que compitamos, como en los viejos tiempos.

-Dejé de nadar. -Desvió la mirada hacia el cielo.

-Pues vuelve a hacerlo, una última vez.

Mío - Rinharu [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora