Dan esta muerto

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Me encuentro en una superficie acolchonada, un colchón, una cama, siento mantas suaves bajo mi cuerpo desnudo y un leve ardor en un brazo y mi rodilla izquierda, el ambiente huele a algo que hace mi mente empezar a trabajar; huele a Ian y tan pronto lo pienso una respiración sonora se escucha detrás de mi confirmando mis sospechas, me percato de su mano sobre mi cintura y el calor que irradia su cuerpo es detectado finalmente por mi piel. Aunque la confianza que le tengo a Ian es infinita, siento mis mejillas enrojecer debido a mi desnudez, pero me obligo a no pensar en lo humillante que es que te encuentren en el piso desnuda y me esfuerzo en recordar que ya bastantes situaciones vergonzosas he vivido con el. Lentamente abro los ojos y me sorprendo al notar que aun es de noche, la habitación esta a oscuras para mi suerte y apenas y distingo los muebles del cuarto. Giro mi cuerpo hacia Ian y lo miro en la penumbra, el contorno de su rostro es inconfundible e indudablemente hermoso, al igual que su cuerpo fuerte. Estiro lentamente y con pesadez la mano hacia el y toco su mejilla caliente y después sus labios, me alegra tenerlo cerca, su presencia aquí me hacen sentir segura, protegida y a salvo de malas presencias o en este caso alucinaciones. Acerco mi cara a ese rostro tan perfecto y toco sus labios con los míos, disfrutando la suavidad que poseen y lo tibios que se encuentran, de repente sin previo aviso, estos se abren y se cierran entorno a mi labio inferior, dando un beso que me roba el aliento.

-Así que planeas divertirte totalmente desvestida dándome besos sin invitarme? Eres una traviesa Ania.- dice Ian sonriente y con ojos entrecerrados de alguien que recién despierta.

-Eso es lo que vuelve tu compañía tan oportuna, nada distrae mas que un hombre con una creciente erección en tu cama, no crees?- Digo al tiempo que me levanto y me siento junto a el, la cara de vergüenza que vislumbro a través de la oscuridad cuando comprueba que es verdad; tiene una erección me hace soltar una carcajada.

-Si pues, que podías esperar de alguien que es despertado por TI a besos CONTIGO desnuda en una cama?- Me reprocha.

-Bueno, no era mi intención llamarte y luego desmayarme sin haberme puesto algo encima, pero me alegra que estés aquí.- Digo suavizando el tono en las ultimas palabras. Su rostro cambia y parece afligido aunque no estoy segura debido a la oscuridad que nos rodea.

-Ania, debí haber venido contigo, sabia que algo no estaba bien y aun así no te insistí mas. Que fue lo que paso?-Pregunta incorporándose y tomando mi cara entre sus manos preocupado.

-No, para nada, me alegra que no hayas insistido.- Digo antes de darle un suave beso.- Y no lo se, desde que aborde ese avión he tenido sueños y alucinaciones con Dan, lo veo Ian, me habla y cada vez que lo veo es mas aterrador, parece que me culpa o me quiere decir algo, pero no tiene sentido.

-Tal vez es la culpa que sientes tu, recuerda que la ultima vez que lo viste quedaron en malos términos. Es posible que tu mente te este atormentando con esas imágenes por eso.- Dice encogiéndose de hombros.

-Puede ser. Pero no quiero seguir dándole vueltas, solo quiero distraerme.- Digo pensando en el ardor que hay en mi cuerpo y el dolor de cabeza que crece a cada instante. Pienso en levantarme y ponerme algo de ropa, pero el cansancio y el temor de terminar de nuevo inconsciente evita que me mueva. 

-Hm, que te quite la virginidad es suficiente distracción?- Dice Ian al tiempo que se pone sobre mi sonriendo, es todo un pícaro.

-Es mas que suficiente, pero será después, siento que me va a estallar la cabeza y creo que tengo raspones por la caída.-Me excuso. Lo cierto es que desde hace mas de un año que Ian lleva buscando la manera de hacer que pase, pero evidentemente no cederé a dar mi primera vez hasta que haya un anillo en mi dedo. Lo irónico de todo esto es que vivimos en el mismo departamento y perdí la cuenta de las veces en que lo he visto sentado en el escusado o en las que el me ha visto medio desnuda. Luego de tantas tonteras es normal que le tenga confianza y gracias a mi situación medica también estoy obligada a contar con el.

El precio de un secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora