Me encontraba viendo cada detalle de mi nueva casa, era bastante grande, casi como una mansión, las paredes de un color vino, las escaleras de madera, e incluso había algunos viejos muebles sucios que pensaba quitar en cuanto tuviera oportunidad. Mis maletas están al lado de mí, así que las tomo y subo las escaleras con ellas. Empecé a subir con un ritmo más rápido que me obligaba a mí misma a hacer. Si quería acabar antes de la hora de dormir, tenía que hacerlo de este modo.
Cada vez que pisaba un escalón, un crujido salía de él, y un pequeño escalofrió me recorría de arriba abajo. Supuse que tendría que acostumbrarme. Tendría que bajar y subir las escaleras más de una vez, eso estaba claro, y no quería dar un grito cada vez que crujiera. Solo de pensar en eso me entro vergüenza. Nunca he sido muy valiente, y eso no era algo de lo que me sintiera orgullosa. Mi habitación estaba al final del pasillo, eso es lo único que sabía. Acabe de subir las escaleras y busque esa supuesta habitación paseando la mirada por todo el pasillo, en un patético arrebato por distinguir algo que se moviera y poder salir corriendo antes de que tuviera oportunidad de atraparme.
Eres estúpida Alexa.
Sacudí mi cabeza dando un paso hacia adelante, ya sabiendo a donde iría. Hasta que uno de los muebles roso mi muñeca de tal modo que tenía un ligero corte en esta, no era profundo, solo largo. Pude darme cuenta de que no había sido tan ligero cuando note que una gota de sangre bajo hasta el suelo. Seguí caminando hasta mi habitación para que una vez estando ahí, pudiese detener la sangre que se escurría por mi brazo. Pare en seco en cuanto vi un pequeño pie saliendo de una puerta que no debería estar abierta. Cerré los ojos en cuanto me hube acercado lo suficiente para comprobar que era una muñeca. Incluso viéndola de esta distancia podría apostar que es una muñeca de porcelana. Sonreí inconscientemente.
Deje las maletas en el suelo, delante de mis pies, y me acerque al armario con intención de poder inspeccionarla. Suspire rogando que no fuera una de esas que tienen la piel rayada y que les falta un ojo o una pierna.
La muñeca cayó encima de mí, tan rápido como abrí la puerta de aquel armario. No tuve tiempo de apartarme, ni siquiera de pestañear, cuando ya la tenía encima de la peor forma posible. No pude evitar soltar un leve gemido cuando uno de sus dedos de porcelana, había caído sobre mi cuello y me había hecho una herida. Ya notaba unas pequeñas gotas de sangre emerger de ella, y el escozor que eso me provocaba.
Maldición.
Me quite la muñeca de encima sin pensármelo dos veces, y sin siquiera molestarme en tener cuidado por donde caía.
Vi una puerta entreabierta y un váter justo en frente de mi habitación, así que supuse que eso sería el baño. Corrí a él pensando en una solución para poder curar el dolor.
Justo cuando iba a encender el grifo, una cucaracha salió de él, provocando que pegara un pequeño chillido y diera unos pasos hacia atrás en un intento de alejarme de ella. Sentí un escalofrió al darme cuenta que tope con algo, o más bien, con alguien. Gire sintiendo todo el temor del mundo para encarar a la persona a la que estaba de espaldas. Al girar, mi mirada se encontró con un torso cubierto por una arremangada camisa blanca, subí la mirada para poder verlo a la cara; No puedo describir el alivio que sentí al ver esos ojos grises que reconocería en cualquier parte, estaba tan acostumbrada a encontrarlo en cualquier lado, que ya no me asustaba, pero a decir verdad, era molesto verlo en el momento en el que menos lo espero. Me refiero a siempre.
-Hey, tranquila. –Dijo de lo más relajado mientras me miraba con una sonrisa de lado.
Di un paso hacia atrás, apartándome de él. Yo era alta, pero no tanto como para tenerlo tan cerca y mirarlo a la cara. Al estar frente a él lo único que podía ver eran los botones desabrochados de su camisa.
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Gray wings - Harry Styles
Fanfiction-Ya te dije que no te soltare- Replico el ángel por enésima vez. -¿Por qué?- Pregunte aún más confundida mirando su torso desnudo, el cual estaba a pocos centímetros de mi rostro. -Hay demonios ahí abajo, ellos solo quieren lastimarte, si te suelto...