Especial

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Holissss. Ay que emoción volver a pasarme por aquí. Y eso significa que ya llegamos a las 300 lecturas!!! Me encanta saber que la historia de Eros y Emily os ha gustado tanto que aquí os traigo un extra de lo que sería el primer cumpleaños de Lex y Jacob. 

STEVE:

Un año desde que las vidas de Joana y la mía cambiaron para siempre. Desde que nos fuimos de España para ir a rescatar a Emily de las manos de Ibrahim.  Desde que David nos contó que había vendido a sus hijas. 

Un año desde que el amor que sentía por Joana se hizo más fuerte. Desde que ese día mi corazón supe que no me pertenecería jamás. Ya que era de esos dos bebes que hoy cumplian un año. Al primero que vi fue a Jacob. 

Ese pequeño que sostuve por primera vez en mis brazos. Con el pelo marrón, esos ojos bien abiertos, llorando descontroladamente.  Recuerdo la primera vez que me miro, esa mirada de inocencia y a la vez desconfianza. No se que pensó en ese momento, puesto que estaba en manos de un desconocido. Uno que lo queria mas que a su propia vida, pero no dejaba de ser un desconocido. 

Y luego cuando pensé que mi corazón no soporta nada mas vi a la niña que desde ese momento no he parado de mirar, ese pelo de dos colores, mitad negro y mitad rubio. Era la mezcla perfecta entre su madre y yo. Recuerdo que estreche a los dos contra mi pecho y se me escaparon las lágrimas de felicidad.  

Miro a la mujer que me dio esos preciosos hijos que está tumbada boca arriba. Todavía no se ha dado cuenta de que  la estoy mirando. Es perfecta para mi. Este  último año ha sido todo un caos, pero no me arrepentiría de nada . 

– Deja de mirarme– me pide Joana. 

– No puedo, cada dia me levanto y veo a la gran mujer que tengo a mi lado y a esos dos que se pasan el dia comiendo y riendo sin parar.

Ella sonríe, me encanta que lo haga. Joana es demasiada mujer para mi, pero siempre que puedo hacerla reír es una meta personal. 

– Venga prepárate.– Dice mientras se levanta del sofá y me da unas palmaditas en el hombro. – Tenemos que ir a la fiesta en casa de Lydia y Ryan. Y preparar a los niños. 

Ambos salimos disparados a la habitación de los niños que curiosamente lleva mucho tiempo en silencio. Eso solo significa una cosa. Peligro. Con el corazón latiendo rápido, miro a Joana y sé que está pensando lo mismo que yo. Un silencio prolongado en la habitación de los niños nunca es buena señal.

Abro la puerta con cuidado, y lo primero que veo es a Jacob de pie en su cuna, con una expresión de pura satisfacción. Su cabello revuelto y la mancha de algo sospechosamente oscuro en su mejilla me alertan de que aquí ha ocurrido algo.

Al otro lado de la habitación, Lex está sentada en el suelo, sosteniendo lo que parece ser un tubo de crema para pañales, con una gran cantidad de su contenido esparcido en la alfombra, su ropa y, por supuesto, en su propio cabello de dos colores. Me llevo una mano a la cara y respiro hondo.

– Dime que no estoy viendo lo que creo que estoy viendo –dice Joana con las manos en la cintura.

Jacob suelta una carcajada, como si disfrutara de la escena. Lex, por su parte, levanta la vista y sonríe con una inocencia que me desarma.

– Son nuestros hijos, después de todo –comento con un suspiro, acercándome a ellos.

Joana me lanza una mirada de incredulidad y luego empieza a reír. No puedo evitar seguirle el juego, aunque sé que nos espera una limpieza monumental antes de poder salir hacia la casa de Lydia y Ryan.

– Muy bien, pequeños monstruos –digo, levantando a Jacob en brazos mientras Joana hace lo mismo con Lex–. Vamos a bañarnos, porque así no podemos ir a ninguna parte.

DEBAJO DE LA FARSA [ Ya en librerías ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora