"15 de Marzo - lluvia suave, clima agradable.
Hoy he vuelto a nacer, después de tanto tiempo he podido levantarme de esta prisión de mi cuerpo, mis piernas volvieron a vivir y he decidido usarlas, salir de aquí, alejarme de todo, sentir arena... extraño la playa, así que fue hacia ella. Decidí no calzarme, necesitaba sentir la fría arena entre mis dedos y la brisa del mar en mis piernas, así que usé mi vestido favorito que llevada tiempo sin usar, aquel gris floreado y largo. Al llegar a la playa, tan lenta iba que llegué al ocaso, pude contemplarlo en todo su esplendor... lo único que había anhelado durante esos meses postrada en mi cama era ver nuevamente el sol siendo devorado por el mar en aquel lejano y bello horizonte. Desde niña me contaban una historia de dos jóvenes que se habían encontrado allí, y tal era mi falta de afecto que desesperadamente lancé mis sentimientos mirando al mar, rogando que los atrape aquel joven que se merezca la devoción de mi corazón. Al principio pensé que era producto de largos meses en soledad, o quizás mi desesperación por que mi corazón encuentre lo que buscaba, pero quedé helada al sentir que alguien atrapaba mi mirada. Se sentía mucha soledad, aunque calmada y sumisa, esa mirada respondía mi llamado mientras se sentía atormentarse ante tamaña situación que parecía salida de un cuento. Esta noche volveré a mi cama, pero no será sola, pues me llevo aquella mirada segura de sí misma, deseosa de mi llamado, decidida a volver conmigo otro ocaso.
Ella, una joven llena de vida, un inmenso e incomprendido corazón, una mente entregada por completo hacia sus males, una enfermedad tan extraña que solo ella padecía, sus piernas morían desde horas hasta meses, lo que hacía que su vida se basase en una cama de la que a veces nunca salía, como así también de sus grandes deseos de corromper la soledad hasta que desapareciera. Solía salir a caminar en el pueblo en el que vivía antes de su enfermedad, donde todos la veían rebosante de simpatía y vigor, pero luego comenzó a perderlo detrás de su almohada. Su corazón sigue joven y aventurero, piensa que aún desde su cama puede salir a volar en sueños con tan sólo el poder de su imaginación. Siempre alegre, su sonrisa es su cura y también su maestra. Aquel día que pudo levantarse salió en busca de alguien que espantara esos periodos de soledad al estar postrada. Cada paso en la fría arena la hacía sentir viva, saber que aún lo estaba, que no soñaba su paseo y sentía la brisa del mar acariciar sus aún temblorosas piernas, que se endurecían aún más a cada que daba.
Su vida era un gran misterio, muchos la habían visto, pero muy pocos realmente habían hablado con ella. Su mente guardaba un gran secreto, tan oculto y tan grande que supo disimularlo, a tal punto que era también su parte más visible.
"20 de Marzo – La tormenta continúa.
Hoy hace cuatro día que no llego a él, al menos mí mirada, sigo yendo cada día en horas de ocaso, aún con tormentas, arrebatándole las gotas a la lluvia, mirando al incesante oleaje que trae el viento. Sigo enviándote mi mirada, buscando la tuya, te sigo llamando desde el horizonte. ¡Ven!... te espero... te deseo... te has convertido en el motor de mi voluntad... en la pólvora que enciende mi sentir..."
Ella comienza a pensar que equivocó su mirada al ser encontrada por alguien que no pudo corresponderle. Su lado oculto comienza a hacerse visible.
"25 de Marzo – La tormenta llega a su fin.
Hoy ha sido uno de "esos días". No lo entiendo... no ha pasado tanto tiempo... no lo merecía... sí... lo merecía... aquel... uno de ellos vino a verme... aún quieren llevarme... no debo, no aún, aún no le encuentro... ¡NO!"
"27 de Marzo – La tormenta se alejó y sigue su camino al mar.
Hoy vuelvo a ser yo... vuelvo a caminar... vuelvo al mar, a buscarle, contemplar su desorden, ése del que soy dueña, creando deseo donde había soledad, esperanza donde había desolación, he creado un sentimiento en su corazón...