Carta VI

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Hay cosas que duelen más que una puñalada en el pecho y tu partida no es la excepción. Tus palabras necias y tus vanas acciones quitaron de mí aquella esperanza que siempre te tuve. Ya no eres más que un recuerdo, un recuerdo de esos que se queda impregnado en la mente y en el alma como si fuera tinta. No puedo sacarte de mí aunque quiera, y eso es lo que me hace sentir culpable. Pasé muchas noches en vela por ti, pero ahora veo que de nada valió perder mi sueño. Cada día me reprocho más, porque fui toda una estúpida, porque me ilusione. Porque dejé que te burlaras de mí y jugaras conmigo tal y como un niño juega con su globo y luego lo deja ir. Aquí la principal culpable soy yo, quien por ingenua e idiota se dejó hipnotizar con bellos cumplidos. Debí saber antes que lo nuestro iba a ser toda una farsa.

La chica que dejaste atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora