El eco de las botas de Niragi desapareció en el pasillo, pero Chishiya no se movió de inmediato. Se limitó a observar cómo arrastraban a Arisu fuera de la habitación, mientras Usagi se debatía en manos de los militares. Sus gritos de frustración se mezclaban con el zumbido de su propia mente, ya maquinando su próximo movimiento.
Saiko.
Era irritante, más de lo que esperaba. Desde el principio, la vio como una distracción sin importancia. Una mujer que solo jugaba a enamorar a Niragi porque le convenía, porque le divertía ver hasta dónde podía manipularlo. Pero ahora que Niragi pasaba más tiempo con ella, que su atención se desviaba cada vez más, Chishiya comenzaba a verla como un estorbo.
Pero él no era alguien que actuara impulsivamente. No era Niragi. No se lanzaría con violencia sin antes asegurarse de que la herida fuera profunda e irreversible.
"Si quieres jugar, Saiko, entonces juguemos."
Se deslizó fuera de la habitación, mezclándose con la oscuridad de los pasillos de The Beach. La seguridad estaba distraída, aún movilizándose por la conmoción del intento de robo. No le costó mucho encontrar a una de las personas clave en su plan.
—¿Qué quieres, Chishiya? —preguntó en voz baja una de las chicas que trabajaban en el hotel, una que solía estar cerca de Saiko.
Él sonrió, con esa expresión de calma que siempre hacía que la gente se sintiera incómoda.
—Solo un pequeño favor. ¿Puedes decirle a Saiko que Niragi la está esperando en su habitación?
La chica frunció el ceño.
—¿Niragi? Pero él está—
—Dile que está molesto —la interrumpió Chishiya, con un tono más bajo—. Que descubrió algo que ella no quería que supiera.
No necesitó decir más. La curiosidad y el temor harían el resto.
Unos minutos después, cuando Saiko llegó apresurada a la habitación de Niragi, encontró la puerta entreabierta. No dudó en entrar, pero lo que la esperaba dentro no era Niragi, sino Chishiya, cómodamente sentado en una silla, girando una carta en sus dedos.
—Vaya, qué rápida. —Su voz era tranquila, pero su mirada tenía un filo peligroso.
Saiko se detuvo en seco.
—¿Dónde está Niragi?
—¿Eso es lo único que te preocupa? —Chishiya ladeó la cabeza—. Qué adorable.
Saiko frunció el ceño y cruzó los brazos.
—¿Qué quieres?
Él sonrió.
—Quiero ver qué tan buena eres en tu propio juego.
Saiko se tensó.
—¿De qué hablas?
Chishiya se levantó con lentitud, acercándose sin prisa, disfrutando de la forma en que ella intentaba mantener su compostura.
—Tú y yo sabemos que Niragi no te importa —susurró, inclinándose lo suficiente como para que sus palabras fueran un veneno directo a su oído—. Pero te gusta jugar con él, ¿no? Te gusta hacerle creer que eres suya, cuando en realidad solo lo usas.
Saiko apretó los labios.
—No sé de qué hablas.
Chishiya soltó una breve risa.
—Oh, sí que lo sabes. Y ahora, vas a pagar por ello.
Antes de que ella pudiera reaccionar, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Niragi entró, con el ceño fruncido, su mirada pasando de Chishiya a Saiko con una mezcla de confusión e irritación.
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La verdad detrás de todo
FanfictionEn Borderland lugar en el que dos chicos se odian a muerte o al menos eso aparentan. -No sabes cuanto me molestan tus ojos, tienes una mirada muy condesendiente- Los personajes no son mios, perteneces a Haro Aso