Reacciones Bat-boys

Reacción #10

Te perforas los pezones 

Jason Todd

Jason Todd era un hombre acostumbrado a lo inesperado. Su vida había sido un desfile de sorpresas desagradables: resucitar en una fosa llena de líquidos místicos, descubrir que su mentor no había vengado su muerte, recibir disparos, explosiones, persecuciones... Lo de siempre. Pero nada, absolutamente nada, lo había preparado para la revelación de aquella noche.

Todo comenzó de la manera más inofensiva posible.Estaban en el departamento de su novia, una noche tranquila después de una semana de caos. Jason estaba tirado en el sofá, con una cerveza en la mano, viendo una de esas películas de acción tan malas que daban la vuelta y volvían a ser buenas. Su novia estaba en la cocina, rebuscando algo en la alacena mientras murmuraba que había olvidado comprar café.

—Es culpa tuya —dijo, con un tono burlón.

—¿Por qué?—

—Porque no me recordaste comprarlo—

Jason arqueó una ceja—No soy tu asistente, cariño—

—¿Entonces para qué te tengo?—

—Para abrir frascos y matar tipos malos— 

Ella soltó una risa y se giró con una bolsa de galletas en la mano. Jason la miró con una media sonrisa mientras ella cruzaba la sala y se dejaba caer junto a él, apoyándose en su pecho.Y entonces, pasó. Cuando ella se acomodó, su camiseta—una de esas sueltas, de tirantes—se deslizó apenas un poco. No fue nada demasiado revelador, pero Jason tenía ojos entrenados para notar detalles en fracciones de segundo. Y lo vio. Un leve destello metálico bajo la tela. Él frunció el ceño.

—¿Qué es eso?—

—¿Qué es qué?—

—Eso— Jason alzó una mano y, con la punta del dedo, tocó suavemente el costado de su novia, justo donde la tela insinuaba el brillo. Ella se congeló un segundo. Luego, una sonrisa maliciosa apareció en sus labios

—Oh. Eso—

—Sí, eso— Ella lo miró fijamente, con esa expresión que Jason conocía demasiado bien, la de quien está a punto de soltar una bomba solo por el placer de ver la reacción

—Me perforé los pezones—

Jason parpadeó —¿Qué?—

—Que me perforé los pezones. Hace dos semanas—silencio.

Jason la miró como si acabara de confesar que había hecho un trato con el Joker—¿Dos semanas?—

—Ajá— le respondió con una sonrisita inocente. 

—¿Y me estoy enterando recién ahora?— Ella se encogió de hombros, mordiendo una galleta con absoluta calma.

—No surgió en la conversación— Jason dejó la cerveza en la mesa con un ruido sordo.

—A ver, a ver... Dos semanas y no dijiste nada. ¿Qué, no dolió? ¿No necesitaste cuidados especiales? ¿No hubo un maldito memo en la relación que me informara esto?—

—No es como si tuviera que pedirte permiso—

—¡No digo eso! Digo que... ¡es información relevante!—

—¿Para qué?— Jason abrió la boca, pero no encontró una respuesta inmediata.

—Pues... para... yo qué sé. ¡Para saber!—Ella rió, completamente divertida con su reacción.