𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕

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—¿Qué?

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—¿Qué?

Sakura no podía entender lo que acababa de escuchar. Había estado tan concentrada en sus pensamientos y en todo lo que había ocurrido, que las palabras del chico de los piercings la hicieron sentirse aún más perdida. Estaba en un lugar oscuro, con las paredes cerradas y un aire pesado que no lograba identificar. El mareo de la confusión la invadía, y aún sentía el leve dolor en sus piernas por la caída.

El chico la observó en silencio un momento, como si ya esperara esa reacción. No parecía sorprendido en lo absoluto.

—Bienvenida a Akatsuki —repitió, la voz impersonal y firme, como si ya hubiera dicho esas palabras miles de veces antes.

—¿Qué... qué? —Sakura no podía dejar de preguntar, sus palabras llenas de incredulidad. — ¿Cómo es que estoy aquí?

El chico observó a Sakura sin inmutarse, manteniendo la misma calma que tenía al principio. No le molestó en absoluto la confusión de ella. Era como si ya hubiera previsto esta pregunta, y su respuesta ya estuviera lista.

—Anoche, dos miembros de Akatsuki te observaron. Uno de ellos me informó sobre ti y, tras lo que vio, decidió que serías útil para este grupo.

Sakura frunció el ceño, procesando la información. ¿Dos miembros de Akatsuki? ¿Los chicos de anoche? ¿Por qué ella? ¿Qué tenían que ver con ella?

—¿Quiénes? ¿Por qué? —preguntó, el desconcierto evidenciado en su voz.

El chico levantó una mano, calmado, sin prisa por responder.

—No importa quiénes sean. Lo que importa es que uno de ellos vio tu potencial. Vio algo que te convierte en una adición valiosa para Akatsuki. Y, por esa razón, decidimos traerte aquí.

Sakura no podía asimilarlo. Potencial. ¿Qué tipo de potencial? No era más que una chica desertora, aún no había demostrado nada para que Akatsuki la quiera allí. ¿Qué podían ver en ella?

—¿Y qué quieren de mí? —su voz salió más calmada, pero aún podía sentir la agitación recorriéndole el pecho. No sabía si debía sentirse amenazada o confundida.

El no respondió inmediatamente. En lugar de eso, sus ojos, con su intensidad extraña y desmesurada, se fijaron en ella. Su mirada le transmitió una sensación de que él ya tenía el control de todo. El destino de Sakura no parecía ser una opción.

—Lo sabrás con el tiempo —respondió, casi como si lo estuviera sellando con esas palabras. —Ahora, estás aquí. Y ya no hay vuelta atrás.

Sakura tragó saliva, una sensación de presión en su pecho, como si realmente no tuviera escapatoria. ¿Qué había hecho para estar aquí? ¿Qué esperaba de ella Akatsuki?

Sus ojos se deslizaban por la habitación, y la sensación de estar atrapada comenzaba a invadirla por completo.

Bienvenida a Akatsuki. Esas palabras resonaban en su mente, como un eco distante que marcaba un punto de no retorno.

Reencarné en Sakura Haruno (Naruto Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora