t r e s

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29/01/15

Ayer no escribí nada para poder escribir bien esta nota.

Yo no había imaginado que la señorita arcoíris fuera a ir a la heladería todos los días. Y la verdad me sorprendí al toparme con ella a una cuadra de la heladería. Ella seguro pensó que yo la estaba siguiendo o algo así porque empezó a caminar más rápido. La verdad es que me hizo mucha gracia ver como una chica de 1,75, con el pelo más peculiar que había visto, casi corría para escapar de mí.

Perdí de vista a pelo extrovertido pero eso no me importaba, creo. El punto es que cuando llegué a la heladería vi a Alaska atendiendo a otro cliente, así que tuve que esperar por ella otros cinco minutos más. Y mágicamente cuando iba a entrar alguien me habló. Dos cosas salieron de eso; una buena y una mala.

La buena: Reconocía la voz.

La mala: Era de la chica multicolor.

MilkShake #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora