You?

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Está aquí.

Me giro para ver el rostro de Sean.

Rus se detiene en la puerta.

-¿Es-está aquí?- pregunto lentamente.

Sean asiente.

Escondo mis nervios y trago mi orgullo para seguir a Sean por un corredor, después de haber accedido a que me transportaran en una silla de ruedas.

-¿Qué demonios pasa, Leah?- pregunta Rus mientras Sean abre una puerta.

-Estás a punto de conocerme realmente, Rus.- susurro cuando Sean ingresa en la habitación que abrió.

Trago saliva y asiento para que el gorila de Sean empuje mi silla.

Ahí está.

Detrás de un escritorio color chocolate.

Como si nada.

-¿Tú?- pregunto mientras el llanto se manifiesta.

Asiente.

-Yo.- habla haciéndome reaccionar. -Hola.- dice y no me sale la voz para contestar.

-Tú... tú.- mi cabeza está más que confundida, las señales estaban ahí, pero no las vi. -¿Hola? ¿Es lo único que vas a decirme?- pregunto molesta.

-Tranquila.- susurra acercándose a mi.

Retiro mi brazo cuando planea tocarme.

-¡Te odio!- grito histérica. Grito lo mismo una y otra vez, sin dudarlo.

Rus toma mis hombros alejando al gorila de Sean para intentar que no me altere... tanto.

-¿Y tú quién eres?- pregunta Rus un poco molesto por la reacción que me causa verle.

-Justin Parker, un gusto Russell.- se presenta estirando la mano derecha hacia Rus, quien la estrecha con desconfianza.

-¿Cómo sabes mi nombre?- pregunta extrañado, luego de ver que no encajan muchas piezas de este loco rompecabezas.

-Digamos que Sean ha hecho un buen trabajo.- intenta bromear pero sólo me dedico a mirarlo.

Ahora tiene más barba, se ve viejo por así decirlo.

Vamos Kris, tiene 28 años. No está viejo.

No, no es viejo, es un maldito.

-Ahora, Krisi... - niego y lo interrumpo.

-¡No me llames así!- grito haciendo que retroceda unos pasos, chocando con su escritorio. -¿¡Por qué demonios acosarme Justin?! Tú... tú crees que ha sido demasiado fácil ¿No? No sabes nada. Te odio.- termino hablando entre susurros.

Las lágrimas ya han escapado de mis ojos y las limpio con cuidado, porque mi cara duele como nunca.

-No, yo sé... - toma un respiro y sigue hablando. -¿Nos podrían dejar solos?- pregunta sin mirar a nadie.

Sean comienza a retirarse igual que los gorilas que nos acompañaron.

-Está bien.- susurro cuando Rus me pregunta en voz baja si quiero que salga. -Está bien.- asiente y luego de dedicarle una mirada hostil a Justin sale de ahí.

La puerta se cierra y quedamos los dos solos en la habitación.

Justin intenta tocarme de nuevo, pero ahora en vez de alejarme le doy una bofetada.

-¡Imbécil!- grito desahogándome.

Él no dice nada.

Vamos Justin, siquiera dime que yo soy una perra o algo.

Dark AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora