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-¡Y lárguense de mi casa!-Gritó la señora cerrando la puerta de un portazo

No habíamos tenido nada de suerte con los supervivientes, ninguno quería hablar, nos cerraron la puerta en las narices unas cincuenta veces pero como necesitábamos conseguir información directa teníamos que continuar con la lista, de momento íbamos por la C según la lista alfabética que nos había pasado Hiro.

-Bien... el portazo número... treinta y cinco-Dijo Mérida bufando-¿Ahora a que casa vamos?

-A la familia Collins-Contestó Astrid mirando en su GPS del movil-Esta a dos manzanas a la derecha

-Pues vamos a por el siguiente portazo-Dije comenzando la marcha-¿Quién es el superviviente?

-Adam Collins, estuvo ingresado en el psiquiátrico dos años porque aseguraba que los mendigos estaban bajo las órdenes del hombre que levantó el pueblo-Respondió Mérida leyendo una hoja-Al parecer vio de primera mano al sicario

Al llegar a la casa nos sorprendió ver a un niño de unos cuatro años correteando por el jardín con un disfraz de tortuga ninja, llamamos al timbre y nos abrió una chica de unos veintisiete años, iba vestida muy informal y al vernos nos desdico una sonrisa de cortesía.

-Hola, ¿En qué puedo ayudaros?-Nos pregunto sin quitar la sonrisa

-Policía de análisis de conducta, estamos buscando a Adam Collins-Dije enseñándole mi placa-¿Esta en casa?

-¿Adam? Claro, hoy es su día libre en el trabajo... ¿Para que buscan a mi marido?-Nos pregunto abriendo la puerta lo suficiente como para que pasásemos las tres-¿Ha hecho algo?

-No, solo queremos hacerle unas preguntas sobre un caso-Contestó Astrid amablemente

-Ah, menos mal... me había asustado con las placas y ese rollo tan serio-Suspiro aliviada y volvió a sonreírnos-Esta en el salón, vallan poniéndose cómodas, voy a sacar unos refrescos ¿Quieren?

-Agua para las tres si no es mucha molestia-Pidió Mérida por todas

La chica se metió en la cocina mientras que nosotras nos dirigimos al salón, una vez allí vimos a Adam sentado en un sofá, era un chico de unos treinta y pocos, el pelo negro alborotado, piel un poco morena, no muy musculoso, llevaba una camiseta de manga corta, unos vaqueros y unas deportivas cómodas... en el ojo izquierdo tenía un parche y una cicatriz que surcaba su cara desde la mitad de su frente hasta el borde de la mandíbula pasando por debajo del parche, parte de su antebrazo izquierdo tenía una quemadura y podía verse en su cuello una tercera cicatriz que se metía por debajo de la camiseta.

-Buenas tardes señor Collins-Salude sentándome en el sofá de tres plazas-Me llamo Elsa Arendel y ellas son mis compañeras Mérida DumBroch y Astrid Hofferson, somos del la policia de análisis de conducta y estamos investigando el caso del-

-El caso del sicario de los locos-Dijo Adam terminando la frase por mi-Lo sé, todo el mundo lo sabe...

-Entonces sabrá por qué estamos aquí-Dijo Mérida inclinándose hacia delante

-Lo supongo... quieren hacerme unas preguntas sobre la última noche de los locos-Dijo recostándose en su sillón-Ya me hicieron preguntas los policías que investigaron el caso y les dije lo mismo que os voy a decir a vosotras, mis labios están sellados

-Por favor, le estamos pidiendo que colabore en la investigación de un caso-Dijo Astrid seria-Si no colabora será encubrimiento y puede ir a la carcel por encubrir a un asesino ¿Quién cuidaría de su familia si usted va a prision?

Adam se quedo mirándonos con rabia, todos en el salón sabíamos que uno acabaría cediendo y ese era él, Astrid había dicho la verdad, teníamos al señor Collins atado por todos lados.

Redrum (Jelsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora