La música sonaba en sus auriculares a todo volumen, Jay hablaba y él simplemente pasaba de lo que ella dijese, simplemente veía su boca moverse y él sólo rodaba los ojos, observando los árboles moverse de forma rápida a su alrededor, en el segundo que se sentó en el asiento trasero del coche de su madre, quiso volver a casa para encerrarse a su habitación y dormir todo el día.
Estaban llegando a aquel maldito pueblo donde Louis no conocía a nadie, excepto a su padre. Genial, pasaría los tres próximos meses con ese hombre, que les había dejado a él y a sus hermanas hace dos años para hacer su vida. Sin ellos, porque claro, los hijos siempre son una maldita carga. Quería volver a casa y estar con los suyos, estar con Zayn, que era su mejor amigo, pero no tenía otra opción. Esto era fantástico.
Louis cerró los ojos unos minutos, para luego abrirlos y ver una iglesia que al parecer se había incendiado tiempo atrás, ya que veía a los constructores intentar restaurarlo.
- Es una pena lo de esa iglesia, era la más antigua de todo el pueblo. - comentó Jay y Louis pudo escuchar lo que dijo ya que la música había acabado.
Se quitó los auriculares porque se había cansado de escuchar lo mismo una y otra vez.
- ¿Por qué no puedo volver a casa? - preguntó el chico.
- Porque vas a pasar tiempo con tu padre, Louis. - respondió su madre, con un tono seguro. Estaba claro que no había otra opción.
- Eres un idiota. - susurró Lottie, quien estaba sentada a su lado.
- Cállate. - respondió el chico, defendiéndose de la pesada de su hermana. ¿Por qué le odiaba tanto?
El coche aminoró la velocidad, para pararse frente a una casa de madera bastante humilde. Louis rodó los ojos, habían llegado.
Su padre se encontraba en la entrada y su hermana salió como una bala para abrazar a su padre.- ¡Papá! - exclamó la chica con una amplia sonrisa, dejando un beso en su mejilla.
- ¡Charlotte! Qué mayor te veo, estás preciosa. - le dijo su padre, por lo que ella se sonrojó.
Louis ni siquiera miró a su padre ni se despidió de su madre. Sacó la maleta del coche para entrar directamente, tirándola por ahí para luego bajar por las escaleras y dirigirse a la playa.
- Ten un poco de paciencia. - suspiró Jay.
- Ya veremos.. - susurró él para abrazarla y despedirse. Ambos estaban separados, pero lo que les unía eran sus hijas y su hijo mayor, Louis.
Es cortito pero de todas formas es el primer capítulo, espero que os guste, en serio. Si queréis que siga simplemente decidmelo en los comentarios. Y si no... Pues igual seguiré so.. Besitos.