Tras haber dejado sus maletas en el salón de la casa, tirados sin ningún cuidado, bajó hasta la playa, caminando por la arena caliente, que se metía en sus preciadas vans. Todos lo miraban con mala cara, ya que todos estaban en bañadores, pero él iba con sus pantalones largos - sin olvidar el detalle de estar remangados.-, su camiseta sin mangas y una chaqueta por encima. Ni siquiera notó aquellas miradas.
Estaba harto de que su madre le dijera todo lo que tenía que hacer, y encima debía quedarse tres jodidos meses junto a su padre, a quien no soportaba desde que los había abandonado, a él y a sus hermanas.
Sabía que su comportamiento prepotente no le ayudaba en nada, pero estaba realmente cansado de las órdenes de Jay. Lo único que hacía era quejarse. Si salía mucho tiempo, ya vivía en la calle, pero si se quedaba en casa, era un vago que se pasaba el día en su portátil. ¿Qué demonios quería de él?
Su estómago rugía, no había comido nada en todo el día. Se acercó a un puesto y pidió un batido de chocolate. Adoraba el chocolate y siguió su camino bajo los pensamientos desesperados sobre todas las semanas que le quedaban en el Sur.
Sin darse cuenta, acabó metiéndose entre cuatro chicos que jugaban al voleibol y justo, con su buena suerte, uno de ellos estaba centrado en la pelota, que iba a caer justo en sus manos para darle un golpe, así que cogió impulso y le dio, golpeando la espalda de Louis.
- Oops! - dijo el chico alto, observando el pecho de Louis.
- Hola, así es como saluda la gente normal, no haciendo que la comida del contrario se pegue a su ropa. - respondió Louis de mala manera.
- ¡Hey! - dijo riendo. - Has sido tú quien se ha puesto en mi camino.
Louis rodó los ojos y observó el desastre en su camiseta, genial. No iba a volver a la casa de su padre, no aún, así que sin despedirse del chico, se fue en dirección a los puestos de ropa que estaban en el paseo marítimo.
- Oye, no sería de mala educación decirme tu nombre, ¿sabes? - dijo la voz de aquel chico, quien salió corriendo tras él.
- Tampoco sería de mala educación pedirme disculpas. - respondió un Louis bastante molesto, con la voz firme.
- Lo siento, no fue mi intención. - dijo parándose frente a Louis.
Este paró de golpe, suspirando y cogiendo paciencia del mismísimo cielo para no darle una buena bofetada a ese idiota, no se había fijado antes, pero tenía unos buenos abdominales y unos brazos fuertes, sin no quitar el hecho de que era bastante delgado, su pelo era largo y sus ojos eran verdes como el pasto. Bastante atractivo. También tenía muchos tatuajes, entre ellos, una mariposa en el pecho.
"Bastante heterosexual el tatuaje de la mariposa", pensó Louis.
- Olvídalo, espero que puedas dormir esta noche sin una culpabilidad. - respondió Louis, alejándose de él.
Escuchó un suspiro tras él del chico contrario, sin darle mucha importancia. Los minutos restantes los pasó en ciertas tiendas, parándose en un puesto de camisetas de bandas, a lo lejos se veía una de Guns'n'Roses, así que la cogió y se la probó.
Había una chica a su lado, tenía el mismo estilo que él.
- Vaya, el chocolate le da estilo a tu camiseta. - le dijo ella.
- Fue un accidente. - murmuró Louis, mirando el precio de otras camisetas que le interesaban.
- Todo es bastante caro aquí, esta gente se aprovecha de los extranjeros. - sonrió. - Pero yo me llevo la ropa... A mi manera. - murmuró, tomando una camiseta y guardándosela en el bolso con muchos pins que llevaba encima.