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  Entraron a la cocina, saludaron a laura sin dar mayores explicaciones y siguieron hacia la pieza.La puerta estaba cerrada

     -Eh, Mati -el Capi golpeó con el pie derecho, no por falta de educación, si no para que se escuchase por lo menos un poco-.

Abrí que somos nosotros

    No produjo respuestas

  -¡Dale Mati!¡Abrinos!

  El Capi iba a volver a patear pero el Lechuga se le adelanto con un cabezazo que retumbo en el pasillo .Esperaron en silencio 

  -¡No estoy!  -se oyó por fin, ahogada, la voz de Mati.

     Los jugadores se miraron entre sí. La voz del chico sonaba extraña

       -O tiene el resfrío más resfriado del mundo o...  -empezó el Liso...

     -Esta llorando  -dijo el capi

     -Exacto -concluyó el Liso, que de todas maneras no salía de su sorpresa

       -¿Y ahola qué hacemos?  -preguntó  Park Lee.

       - No se Chino  -dijo el Beto -.Dejalo al Beto pensar...

           -Me parece que somos muchos -Dijo el Loco,cruzando una mirada con el Capi.

      - El loco tiene razón -afirmó

      -¿Muchos?  ¡Somos los veintidós de toda la vida!  -dijo Luigi Malparitti, que está para sutilezas.

              -Si, pero está llorando. Nunca es fácil llorar con testigos son veintidós.

         Luigi miró a su hermano .

         Vamos, estorbo -lo llamó su hermano Mario-. Dejemos que se ocupe el Capi

           En otra situación, Luigi no hubiera dejado pasar la oportunidad de pelear con su hermano, pero estaba tan sorprendido con la tristeza de mati que se dejó conducir de nuevo hacia el garaje.



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