Capítulo 1

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ISABELLE FOX

-¡Aaaaleluya!- comienzo a cantar cuando mamá aparca el auto frente a la casa nueva. -¡Aaaaleluya! ¡Aleluya, aleluya! ¡Aaaaleluya!

Ya estaba cansada de esperar en el maldito auto por nueve horas, no puedes culparme por mis ridiculeces. Se suponía que debíamos haber llegado hace al menos cinco horas, pero entre uno y otro inconveniente (cuando hablo de inconveniente, me refiero a: 1- Que mis padres se quedaran dormidos. 2- El largo trecho de mi antigua casa a la nueva. 3- La falta de consideración de mi padre al olvidarse de llenar el tanque anoche. 4- Etcétera, etcétera, etcétera...) terminamos llegando bien tarde.

Me empujo fuera del auto, y cuando mis huesos se estiran y dejan la incómoda posición anterior, no puedo evitar escuchar el traqueo que producen.

-Qué aleluya ni qué nada- me riñe mi padre mientras saca una de las maletas del carro -. Vas a ayudar a desempacar.

Justo cuando me dispongo a gritar haciendo pucheros "¡Pero papá!", llega mi querida madre a salvar el día.

-¿Acaso has visto la hora?- le pregunta en tono de orden. Mi padre le hecha un vistazo a su reloj de mano y cuando va a replicar, mi mamá lo interrumpe: -No, Joseph, que ni se te ocurra. ¡Son las nueve de la noche! ¡Ya yo quiero dormir! Ah, claro- añade luego de una breve pausa -, a menos que desees quedarte desempacando tú solo.- Papá sólo asiente con la cabeza gacha y entra en la casa.

-¡Punto para Elizabeth!- grito cuando mi padre ya no puede oírme. -¡Mamá quinientos cincuenta y seis, papá cero!

-Ve a tu cuarto, vamos- me ordena entre risas -. Tú también, Mackenzie- le dice a mi hermana. -No me importa si no están dormidas, las quiero en sus habitaciones ya.

-Okay, mamá- asentimos las dos juntas en tono zombie.

* * *

Al principio había pensado que me dormiría rápido gracias al cansancio, pero eso no parecía tener nada qué ver, ya que tengo como media hora tumbada en mi cama sin hacer nada y aún así el sueño no llega.

Ya la casa está amueblada, si se preguntan por qué acabamos de llegar y ya tengo cama y todo eso. Y ya comí de camino, así que sí, yo sí como, soy persona.

Saco mi teléfono, aunque sé que no debo tan de noche porque gracias a ese vicio uso anteojos gigantes cuando voy a escribir. Aunque admito que no me quedan mal, modestia aparte, pero no me agradan de igual manera.

Entro en la app Wattpad, buscando qué leer. Mientras paso mi dedo, horrorizada, decido que ya es suficiente de todos esos males para la humanidad. Wattpad es una de las mejores apps, ya que allí he leído muchas novelas buenas, pero ¡YA ESTOY CANSADA DE BÁRBARA PALVIN! No la soporto, ni que fuera tan bonita. Y mejor ni hablar de Lachowski. Ah, y a Harry lo único que lo salva es Tessa, porque si no se une a la lista también.

Cuando estoy insultando a los clichés de la nerd y el popular imbécil que la hace sufrir y luego se enamora de ella, decido tomar mi guitarra y hacer una linda canción sobre eso. Con el ritmo de las canciones de Ed Sheeran (o sea, muy muy muuuuuuy lento), comienzo a cantar.

-Esta canción es titulada- hablo como si estuviera en pleno concierto -: Los clichés de Wattpad. Bárbara, mejor cuida tu espalda, sabes que si alguien te ataca, esa seré yo. Lachowski, I just wanna knock him, just one fic I've chosen, and now I'm just sick. Si vuelvo a leer, otro cliché, les juro queeeeeeeee, a todos un puré les lanzaré- Decido acabar con un "Tadaaaaaa". Me río conmigo misma y dejo mi guitarra a un lado.

De improviso un papel sale volando frente a mí y de alguna manera lo atrapo. Trato de adivinar de dónde vino y por el único lugar donde parece pasar algo de viento es por un ventanal que no había notado antes. Está abierto y justo al lado de mi cama, donde si hubiera estado recostada con la cabeza en la almohada, hubiera podido mirar perfecto por él. Por curiosidad lo hago, y veo que da a la pared de la casa vecina, pero que en esa pared, en el mismo lugar donde estaría mi ventanal si yo viviera al lado, hay otro idéntico. Éste da a una habitación al parecer masculina, ya que está repleta de pósters de bandas, hay varios premios en las repisas y la ropa, en sí de chico, está tirada por todo el suelo, algo que no creo que una mujer pudiera hacer... Aunque, pensándolo bien, en las cajas que desempacaré mañana tengo todos los pósters de mi vieja habitación, lo que lo puede convertir en algo de chica también (aunque yo soy medio rara).

Escuadrón anti-ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora