•El Comienzo Con Una Despedida.

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No solía preocuparme de la vida hasta que llegué a la edad de 16 años. La vida en el campo era genial, la naturaleza en su más puro esplendor, caballos, cerdos, vacas y demás. La rutina de cada día era levantarme a la mañana, ¿6:30 de la mañana? Esa era la hora en la que me despertaba para iniciar un nuevo día, afortunadamente tenía clases a la tarde, así que me levantaba a hacer las tareas de la casa, de mi escuela y de la granja. Era muy diferente a las demás chicas de mi edad, ya que en esta época toda la gente vive en la ciudad, eso era lo que me gustaba, ser diferente a los demás estereotipos sociales. En el lugar dónde vivía había unas cuántas familias que solían ser nuestros vecinos. Disfrutaba mucho ese ¿aislamiento?
Al vivir en el campo, la gente de ciudad pensaba que éramos gente antigua, aquella que siempre vivió alrededor de animales, vegetación, para resumir, esa naturaleza increíble.
No fue fácil mi vida, ni la de mi familia.

¿Por dónde empezar?
A la edad de 8 años, mi familia decidió ir a vivir al campo, después de que mi papá perdió su empresa por problemas legales, desterrados de todo, no tuvimos opción de rehacer nuestra vida e ir a vivir a otro lugar, y ahí la duda... ¿Dónde? A un lugar tranquilo, dónde nadie nos reconozca y así poder iniciar nuestra vida, borrón y cuenta nueva. Actualmente el país en el que vivo está en plena crisis económica y lo que decidieron mis papás era irnos del país.
Ahí la duda existencial... ¿Dónde podíamos ir? Claro, a España, el lugar indicado para iniciar algo nuevo. En España residían mis abuelos, que ya ancianos, nos ofrecieron ir allá. La misma empresa que tenía mi papá en Argentina, mi abuelo la tenía en España. Pero, ¿A España? ¿Al otro lado del estúpido mundo?
Lo único que podía hacer era asumirlo, e ir con mi familia, mi hermana Natalia, mi hermano Sebastián y mis papás, Amparo y Rubén.
Mi abuelo nos había comprado los pasajes de avión, volver a la ciudad era algo que no me agradaba, ya tenía mi vida hecha, no quería rehacerla, pero no soy la única, mis hermanos también pasan por lo mismo que yo.

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-¡Fiorella, mi retoño, arriba!- Gritaba mi mamá, su voz venía de abajo.
-Ya me despierto, mamá.- Le respondí, entredormida.

Hoy era el vuelo tan esperado, esperado entre billones de comillas. Me siento en la cama y miro mi reloj, augh, las cuatro de la mañana. Llegar a la ciudad tardaba una hora y media y el vuelo era a las seis y media de la mañana. Arriba niña, te espera un gran día, me decía a mí misma en mi mente.
Y había armado la valija con todo, ésta casa ya estaba vendida, solamente quedaba irnos.
Mi valija, ¿Dónde está?
-¿Nati?- Grité, llamando a mi hermana.
-¿Qué querés, nena?- Me gritaba desde el baño.
-Mis cosas, ¿Las viste? Es que no están acá. -
-Mamá las dejó abajo, vení a bañarte, que después se hace tarde Fio. - Me respondió.
Fui al baño y Nati ya no estaba. Giré la manija de la ducha, y empezó a salir agua caliente, me desvestí y entré a bañarme.
Ya cuándo había terminado, me dirigí a mi habitación a vestirme con la ropa que dejé la noche anterior ya lista y me sequé mi pelo, a todo ésto ya eran cuatro y media. Bajé y todos estaban listos para ir al aeropuerto.

-¿Vamos familia?- Preguntó mi papá.
-¡Sí!- Dijimos a unísono, aunque no estaba muy convencida de mi respuesta.
Subimos al auto y partimos, mientras íbamos camino al aeropuerto miraba el paisaje, ese que voy a extrañar, los animales, ese silencio, esa solidaridad entre la gente.

Chau querido hogar.

Después de no sé cuánto tiempo de viaje, la verdad no me fijé en la hora, habíamos llegado al aeropuerto.
-Vuelo 157, destino España, Murcia, sale a las 6:30 am y son las 5, tenemos tiempo para ¿Esperar? - Dijo mi hermano, reí.

Media hora, ¿Qué puedo hacer en media hora? ¿Mirar a la gente?

-Fio, mirá para allá. - Me decía Natalia mientras le daba un cabezazo al aire, cómo queriendo indicar dónde tenía que mirar.

Observé y había un perrito, uno muy bonito. Natalia y yo fuimos a acariciarlo, a mi me encantan los animales.
-¡Qué bonito que sos, chiquitín!- Le decía al perrito mientras acariciaba su cabeza.
Nos quedamos un rato por ahí con Nati y Seba se nos unió, estuvimos dando vueltas por todo el lugar, hasta que vimos la hora, 6:20, fuimos corriendo hasta dónde estaban nuestros papás. Lo único negativo que podía pasar era perdernos el vuelo.
Entre que llegamos y agarramos todas las valijas se hicieron las 6:26, ya era hora.
-¿Preparada para rehacer tu vida?- Me preguntó Seba, pero yo no respondí.
Abarcamos el avión, luego de varias confusiones de dónde estaban nuestros asientos, el avión arrancó, y sentía cómo se elevaba.

Chau hogar, dulce hogar.

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Holaa, espero que les guste éste primer capítulo, gracias por leer <3
Un besito.
-InkCloud.

Es Poco Decir. (Olliegamerz&Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora