Más allá de la amistosa rivalidad de los senseis y el motivo por el cual ambos grupos habían ido, no habría motivos por los que ese casual encuentro dejara de serlo, y pasara a ser un juego dominado por el instinto asesino.
Pero aunque las cosas estuvieron a punto de desbordarse en un momento, en la tribuna; Yamamoto, ignorante de lo que le pasaría a su equipo, le daba golpecitos en el casco al primer bateador. La suerte había estado de su lado, y confiaba en ese jugador. Sabía que alcanzaría segunda base, dejándole al siguiente bateador un cierto margen.
La seguridad del capitán y el equipo en general no le pasaron desapercibidos a Sugino, que sonrió al ver cómo los subestimaban. Se dijo que sólo un poco estaría bien, sólo para calentar los ánimos, y cuando el árbitro dio la orden de inicio, lanzó empezando a poniéndose serio.
-¡Strike uno!
El árbitro ni lo dudó. Conocía los lanzamientos de Sugino. El pobre lanzador se quedó ahí, sorprendido, todavía mirando la mano que había lanzado la pelota, y la mirada se desvió hacia la banca. El coach todavía temblaba; pero el verdadero entrenador, y capitán del equipo, un poco sorprendido, aún sonreía. Y si Yamamoto Takeshi sonreía durante un partido, todavía había formas de ganar.
En las gradas, Tsuna pestañeó un par de veces. ¿Lo que acababa de sentir era...? No había dudas, ¡ese lanzador acababa de...! Miró a su primo, y una sonrisa "puramente inocente" se dibujó en su cara. Karma, al lado de Nagisa, se preguntó si esa endemoniada sonrisa, que había traumado al profesor reemplazante de gimnasia, era hereditaria.
-¿Ese es tu compañero de clase, Nagi?
-Si Tsuna, ¿por qué?
-Es.... interesante.... - dijo Tsuna, mientras le asentía a Gokudera, que le indicaba, mudo de la impresión, que el lanzador había desprendido verdadera aura asesina.
Tsuna se inclinó a Gokudera, y le susurró algo al oído. Ni siquiera Nagisa pudo oírlo. Gokudera , así mismo, se giró a Chrome, que se levantó y se fue, llevándose con ella a Lambo e I-Pin. Y protestando detrás, Kyoko y Haru los siguieron.
A Nagisa esto le sorprendió. Hibari se sentó al final de la casi desierta fila, lo que le interesó a Karma. Terasaka notó por el rabillo del ojo el re acomodamiento. ¿Por qué se habrían ido las mujeres los niños? ¿Acaso el primo de Nagisa temía algo? ¡Pero si eso era sólo un partido de baseball! Aún así, sólo quedaban el primo de Nagisa, un peligris, y el de pelo blanco corto a su lado... y el morocho del final de la fila que evidentemente estaba con el grupo, pero no quería sentarse cerca del resto. Aunque a ese último no lo miró mucho. Temía que fuera como Karma y lo arrastrase dentro de una pelea que perjudicara a Sugino.
-Si ya lo notaste, no digas nada- le murmuró Karma a su lado- Esto se pondrá interesante si sólo se quedan a pelear los hombres de lucha.
Su sonrisa sádica no le dio buenas ideas a Terasaka, pero no dijo nada, y siguió viendo el partido de Sugino. Y pasó.
-Jajajaj, si quieren jugar así, juguemos- dijo Yamamoto, aún un poco sorprendido por el gesto del lanzador. Pero él, que había entrenado con Reborn, Colonello y Squalo; tres asesinos profesionales en diversos campos, no iba a quedarse en un simple adolescente como él mismo. Pero, si ese lanzador era tan amable de invitarlo a jugar; jugaría. Le hizo la seña a su jugador: batearía normal.
Sorprendido por la indicación, el bateador se preparó. Sugino se sorprendió un poco también, pero tomó la bola que el pitcher le lanzó, y se paró en posición otra vez, y lanzó.
Pero esa vez, no pudo hacer su tiro veloz. Un destello de sed de sangre en la banca del rival, hizo que su asesino inconsciente se desviara a ese lado. Donde sólo estaba el sonriente morocho, capitán del otro equipo. Pero no cabía dudas: ese tipo había despedido de todo su cuerpo, sed de sangre. Y cuando abrió los ojos, supo que a propósito: Su tiro había salido lento, y el bateador había conectado con un tiro genial, que le aseguró una carrera hasta la segunda base.
Sugino y Yamamoto se sonrieron unos momentos. Ambos eran asesinos que disfrutaban del baseball. Esto se ponía interesante.
Nagisa, Karma, y Terasaka compartieron miradas entre ellos y con Itona. ¿¿Qué...?? Tsuna sonrió, y murmuró algo de que Yamamoto parecía ponerse en serio. Lo miraron sorprendidos. Nagisa el que más. ¿Con quiénes se estaba juntando su primo? Entonces recordó que Tsuna había re acomodado a sus compañeros de viaje y miró a los suyos. Por suerte, las chicas y el resto habían quedado separados de ellos. Y aunque tampoco se les había escapado la sed de sangre del tipo de la banca, podrían no verse involucrados si los dos jugadores llegaban a chocar entre sí.
En ese único tiro ralentizado, Yamamoto vio una estrategia, y seleccionó a su segundo bateador. Sólo correría a primera; lo que dejaría un tercer bateo complicado, pero conectaría seguro. Y su hombre en segunda, llegaría a tercera; con posibilidades de cuarta. Le hizo la seña que sólo corriera cuando fuera seguro, mientras el segundo bateador subía al puesto, y Sugino relajaba su muñeca en el montículo. Les regalaría un último tiro semi-serio como los dos anteriores, y luego iría al cien; porque ya todos veían que los de Namimori se habían puesto serios.
Tiró de nuevo, casi convencido de que el bateador no conectaría.
Pero lo hizo. Y el bateador consiguió la finta que esperaba. Parecía que iría lo suficientemente alto para homerun; pero cuando la buscaron en el aire, la pelota no apareció.
-¡EN EL SUELO!
Varios de Namimori odiaron al fan que alertó al equipo local, que la pelota había salido disparada paralela al suelo, hasta las cercas de contención de la cancha. Pero cuando llegaron a agarrarla y pasarla, el bateador estaba en segunda; y el anterior, estaba en la banca. Yamamoto reía. Le había salido mejor de lo esperado, mientras los narradores elogiaban la capacidad del equipo de la secundaria; que era famoso por no tener muchos corredores en la pista al mismo tiempo, porque en dos bateos anotaban entradas.
Sugino comenzó a sorprenderse y emocionarse: ese era el equipo dos veces ganador de torneos nacionales, y favorito de ese año: Namimori-chu.
Yamamoto notó que era marcado como presa, y eligió su tercer bateador. Usaría la estrategia de golpear suavemente la bola dos veces, y luego sacaría uno de sus ases. Como el narrador hacía minutos había mencionado, Namimori se había hecho famosa por nunca hacer ese tipo de cosas. Pero con uno de los de primero, esa estrategia podía usarse. Al fin, que este novato tenía fuerza física para parar uno de los golpes de Hibari. Y precisión. Haría un buen Home run. Lo que le preocupaba, era la carrera.
Dicho y hecho, tras el bateo impresionante del novato; hicieron tres entradas, pero él mismo no llegó a anotar. Yamamoto estaba conforme. Pero entonces, Sugino recordó. Y sonrió. Hizo señas y re acomodo a su equipo.
Yamamoto no imaginaba lo que vendría en ese momento.
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Crossover
FanficEs el torneo regional y el equipo de baseball de la secundaria Namimori acepta jugar un partido pre-calificatorio con un equipo de baseball local....... donde un estudiante de la escuela Kunugigaoka llama rápidamente la atención del líder del equipo...