Abrí la ventana, tenía demasiada calor. Era septiembre, estaba demasiado nerviosa por los examenes... Siempre la misma historia. Yo siempre habia sido una niña bastante educada, jamás dije una palabrota (tacos o palabras bulgares), siempre intentaba ayudar a la gente, era responsable y muy obediente, pero en el tema de estudiar no era lo bastante buena. Mucha gente se extrañaba, ¡si esa chica no a matado una mosca en su vida!, pero si, yo estaba en una burbuja de pensamientos que no me dejaban concentrarme, no tenia motivación y creeme que por muy vaga que seas es lo que mas ayuda. Por temas que tuve en mi infancia repetí un curso en la primaria, siempre me engañaba diciendo que ya habia pasado y que no me quejara, pero en realidad seguía ahí. Ya acabé la ESO, estaba en el ultimo curso, pero me quedaron muchas asignaturas, siempre he sido muy artística pero me enfoqué en la ciencia y me fue mal.
Me giré a poner el colchón en la azotea, no me salía estudiar, eran las once de la noche, y a pesar de la calor fuera hacía fresco, por lo que quise dormir ahí. En ese momento quise considerarme atea, si, era lo que mas me pegaba y lo "guay" en ese momento, era como ir en contra de todos y ser diferente por pensar así, además yo me sentía tan mal conmigo que me negaba a que fuese a existir algo o algún tipo de esperanza. Estaba muy perdida. Aún asi yo siempre hablaba con Dios y no se como, pero lo hacía. Me pasé como una hora hablandole esa noche, estaba desesperada por los examenes, queria aprobarlos y sabía que Dios siempre estaba conmigo, pero a pesar de negarlo yo me sentia aliviada con el, teniéndolo como amigo o como alguien que me acepta tal y como soy.
A la mañana siguiente me temblaba todo, no podía comer nada del nerviosismo. Aparecí temprano por la puerta de mi instituto, allí estaba el y algunos de mis amigos.
-Hola.-les dije sonriendo.
-Hola, puedes relajarte eh.-Dijo mi amigo tocandome el hombro
-No me sale, lo he intentado pero me juego el curso.
-También puedes saludar a tu novio
-Ya lo he saludado, tampoco hace falta que me recuerdes todo lo que tengo que hacer...
-Es que esta aquí el pobre y no le hacías caso.-Despues de decirme eso lo miré con cara de ser pesado.
-Despues del examen deberiamos ir a relajarnos como premio, ¿no creeis?.-Dijo Maya, una de mis mejores amigas en ese momento.
-Es verdad.-dije
Entramos a hacer el examen y despues de dos horas salimos contentos por el resultado que creíamos.
-Yo te dije que iba a entrar un comentario argumentativo
-Si pero el otro me salía fatal.-me contestó Ágatha.
-Espero que mis padres no me pillen.-dijo Raúl. (Raúl era en ese momento mi novio).
-Pff
-No va a pasar nada, venios.-dijo mi amigo.
-Ya...
Por el camino estuve bien con Raúl, la verdad es que en el fondo sabía que no me gustaba realmente pero yo seguía con el por no estar sola, por miedo a la soledad, a no tener una protección diaria ante la vida. Por todos mis miedos y mis apegos seguía con el a pesar de que no me gustaba, solo lo quería como amigo. Sabía que el si que estaba enamorado de mi, por eso tambien me daba miedo dejarlo, creía que nunca me iban a querer así y también me daba mucha pena dejarlo. En ese momento no era consciente del apego que solía tenerle a las personas y lo que soportaba por miedo a estar sola o al rechazo.
Llegué a mi casa todavía nerviosa por que al día siguiente tenía otro examen. Me fui a mi cuarto, siempre estaba allí, era como mi zona de confort. Siempre me imaginaba haciendo grandes cosas, porque sabía que valía, pero siempre el miedo iba delante de mi y hacía que me quedara en mi zona de confort, en mi zona "cómoda" y quedarme en silencio pensando en la de cosas que me gustaría que pasaran.
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Si quieres cambiar, no se lo digas a nadie.
EspiritualUna historia real de una chica jw que fue valiente y cambió su vida, pese a que la mayoría no la apoyó del todo.