Y en esos momentos me quería morir. Cada día de mi vida me recordaba a el, cada segundo del día me acordaba de sus te quiero... Pero empezé a pensar que no me quiso como yo a el, y entonces empezó mi depresión. Las únicas personas que me ayudaron a olvidarlo fueron mis mejores amigas: Iris, Marta y Isabel. Ellas tres me salvaban de esa tristeza que me reconcomia, pero a ese idiota le empezó a gustar a una de ellas y me traicionó, se daban besos cada día delante mío, cada día un abrazo un beso y un te quiero.
Cada noche lloro para llenar el vacío que tu dejaste. Empezaron los insultos en el instituto, por mi ropa, por mi carácter, por mi "look", cada día hasta qué una chica se me acercó. Noté algo en ella qué me decía que era una buena chica. Se abrió a mi, y me enseñó sus marcas de guerra contra ella. Toda su pierna estaba llena... Y me dijo que lo hacía para desahogarse... Y empezé yo también... Y no me dolió. Así estoy ahora.