Carol miraba nerviosa y ansiosa hacia todos lados, esperaba a que llegaran los demás. Se supone que iban a ir al cine todos juntos, pero parece que la habían dejado plantada. O puede que David le haya hecho una broma. Claro, le hizo pensar que se juntarían, cuando no era así.
«Estúpido David. No sabe lo que le espera»
Volteo decidida a marcharse de ese lugar, llegar a su casa y, luego de relajarse, planear la venganza perfecta para David, pero chocó contra algo. Bueno, alguien.
— Perdón, Carol. Siento llegar tarde.
Ella miró a David de mala manera y comenzó a caminar, ignorándolo. David la siguió y la detuvo.
— Seguramente piensas que te hice una broma, pero no es así —Al parecer la conocía más de lo que ella pensaba— Por favor, no planees algo contra mi.
— Si no es una broma, ¿dónde están los demás? —Lo mira a los ojos— Y no me digas que me dijiste que venían para que yo venga y puedas estar conmigo a solas. Eso es muy cliché y estúpido, como tú.
— Pues... —Aparta la mirada, nervioso, y se desordena el cabello— A último momento avisaron que no iba a venir nadie. Como sabía que no ibas a revisar tu celular, vine para que no tengas que volverte a tu casa y...eso —Orgulloso de lo que acaba de decirle a Carol, la mira y le sonríe.
Ella, desconfiada desde siempre, saca su celular de uno de sus bolsillos. David al ver sus intenciones se lo quita con facilidad.
— ¿Qué quieres hacer primero?
— Mi celular, David.
— Si, si. Tu celular es genial —Se lo guarda y Carol bufa— Entonces, ¿cine?
— Que más da —David toma a Carol de la mano y la arrastra consigo hacia el cine.
Los dos toman asiento, uno al lado del otro, y se preparan para que la película comience. Las luces se apagan y la pantalla grande se enciende. La película empieza, pero David no sabe lo que está ocurriendo ni quiere saberlo. Lo único que sabe es que Carol está sentada justo a su lado y está concentrada en la película, no en él. Ojalá ella estuviera pensando en él.
Ya a mitad de la película, David decide intentar el típico bostezo para poder abrazar a Carol. Bosteza, se estira...
— ¿Sabes que eso es muy cliché? —susurra Carol, rodando los ojos. David coloca sus brazos detrás de la cabeza.
— ¿Quién dijo que iba a hacer eso? —disimula, aunque los dos sabían que era lo que iba a hacer realmente. Ella se decepciona un poco, por alguna estúpida razón quería que David la abrazara. Trata de alejar esos extraños pensamientos de su mente, mientras se vuelve a concentrar en la pantalla.
Pero igual que con la otra mitad de la película, aunque Carol no quiera admitirlo, su atención está centrada en David.
— La verdad, me encantó— comenta David mientras la acompaña a su casa.
— ¿En serio?
— La verdad, no —Él ve que Carol trata de ocultar una sonrisa. Sonríe por eso— ¿Y a ti?
— Maso. Tengo una palabra para describirla: cliché.
— Todas las películas románticas son cliché. Y, ¿qué tenés en contra de los cliché?
— Simple. Son cliché. Y aparte no los odio, pero tampoco los amo. No sé, me parecen ridículos y tiernos a la vez —David se queda en silencio y ella lo mira— ¿David?
— ¿Eh? Solo...estaba pensando —Se desordena el pelo, Carol se lo queda mirando— ¿Qué pasa?
Ella aparta la mirada— Nada.
Todo el camino hacia la casa de Carol es en total silencio, con unas cuantas miradas de David hacia Carol. Ella luchó contra el tonto impulso de observarlo, no se podía explicar por qué quería hacer tal cosa. Ella, ¿queriendo mirar al estúpido de David? ¡Imposible! No entendía a que venían esas extrañas ganas de fijar sus ojos en los de él.
Cuando llegan a la entrada de su casa, justo ahí, se permite mirar a David. No tuvo que haberlo hecho, ya que se perdió en la mirada que él le regaló junto con una sonrisa.
— ¿Nos vemos mañana? —pregunta él con un curioso tono de voz bajo.
— Creo que sí —Una pequeña sonrisa se posa en el rostro de Carol.
— Entonces...hasta mañana —se despide y da la vuelta. Ella lo observa caminar y un suspiro se escapa de sus labios. Ahí es donde se da cuenta de que se olvidó de algo.
— ¡David! —El chico voltea al escuchar la voz de Carol. Sonríe y se dirige hacia ella.
— ¿Qué pasa? ¿Te olvidaste de algo? —Él tenía esperanzas de que Carol le diga que se olvidó de despedirse y que lo besara. Con un beso en la mejilla, él se conformaba. O con un abrazo, pero esas esperanzas las perdió cuando ella le mostró la mano extendida.
— Mi celular —Él le devolvió el aparato y...ahora no sabía que hacer. Carol no pensó lo que hacía y se sorprendió a ella misma dándole un beso en la mejilla a David.
— Hasta mañana —dijo con un poco de timidez y se alejó. David sonrió y se dirigió a su casa. Estaba feliz porque sabía que tenía una oportunidad, por más pequeña que sea, de tener algo con Carol.

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El celular de Rodrigo
NouvellesSer un celular puede resultar muy agotador. Aunque no lo crean, lo es. Y más cansador se vuelve, si tu dueño es un adolescente. Eso es todo lo que tengo que decir. Además tengo 1% de batería. Me despido de todos, atentamente no muy atento, el celula...