Tic, toc, el monstruo del reloj.

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Tic, toc, tic, toc, tic, toc, tic... ¡bong!

Un pajarito salió del dichoso reloj... pero, al siguiente día salió, en su lugar, un monstruo pequeño –similar a una rata, con dientes filosos y grandes ojos-.

El monstruo saltó desde el reloj y caminó y caminó por la casa de la pequeña niña muerta, hasta toparse con un pez dorado. Éste reposaba en su pecera, sobre la mesa.

El pez, al verlo, se estremeció; y vio la gran sonrisa del monstruo, acompañada por el ruido de su estómago.

El monstruo se acercó a él, trepándose hasta la mesa. Y, al llegar a la pecera, se metió en ésta; atrapó al pez y salió.

Abrió su gran boca para disfrutar su bocadillo... Pero un palo mata-moscas se lo impidió, aplastando al monstruo.

— ¡Deja en paz al señor pez! —después de aplastar al monstruo, Lenore dejó al pez en su lugar correspondiente y se marchó con el monstruo bajo su brazo.

La pequeña niña muerta salió afuera después de deshacerse del monstruo y jaló unos dientes de león. Estaba tan alegre... Todos estaban felices...

—Hola —una pequeña de cabello negro corto se acercó para jugar con ella.

Lenore sopló uno de sus diente de león, y éste entró en los ojos de la pequeña, haciéndola llorar. La niña de pelo negro se alejó, dolorida, de Lenore, para pedir auxilio a su madre.

—¡Oh, Dios mío, mis ojos! —gritaba.

—Oh, oh...

Una hora después.

—Hola, niñita, ¿qué tienes ahí? —preguntó el hombre, al ver que la pequeña niña muerta se le acercaba.

—Ah, ah...

Lenore #2. (Roman Dirge)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora