-1985-
Se recostó sobre el muro de aquel
frío callejón y se dejó caer hasta quedar sentada en el suelo, abrazando sus rodillas mientras lloraba desconsoladamente, recordando las palabras de su padre:"¡Eres la desgracia más grande que me ha pasado!¡Tu madre está muerta por tu culpa!"
Él le había hecho cosas hirientes, pero ninguna cosa tan horrible como eso.
Siempre la dejaba sola en casa y volvía luego de la media noche, ebrio a más no poder. La insultaba, rompía lo que tenía a su alcance, e incluso se había atrevido a golpearla en más de una ocasión. Pero nada la había lastimado tanto como aquellas palabras.
Entonces decidió que esa sería la última vez que sufría los maltratos de aquel hijo de puta. Empacó, huyó por su ventana y corrió en la oscuridad hasta el callejón en donde se encontraba.
-No es tu culpa, Lita. Tú sabes que no es así.
Se repetía a sí misma.
De repente comenzó a llover, pero no le dio importancia. Ya no le importaba nada más que encontrar un lugar a dónde ir y no volver a ver a su padre jamás en su vida otra vez.
Notó que se había quedado dormida cuando unas luces de -lo que parecía ser- un auto traspasaron sus párpados, y notó que seguía en aquel callejón.
Se decepcionó un poco al notar, también, que lo que había pasado antes fue real y no una pesadilla.
Un hombre bajó del auto y ella se paró rápidamente, desconfiada.
-Tranquila.- le sonrió él.- Confía en mí, no te haré daño.-dijo con calma.
¿Qué mas da? Pensó ella. No tengo nada que perder.
Al ver que la joven ya no se alejaba, le abrió la puerta de su auto, invitándola a entrar.
-Vas a congelarte aquí, mejor sube.
Sin darle importancia a lo que podría llegar a pasar, ella le hizo caso y se adentró en el asiento del copiloto.
-¿Quién eres?- preguntó ella.
-Soy Paul. ¿Cuál es tu nombre?
-Lita...Lita Foxx.
-Y dime, Lita, ¿qué hacías ahí? ¿Cuántos años tienes?
-Diecinueve. Y...es una larga historia. No tengo a dónde ir.- murmuró lo último.
-Vendrás conmigo. Te unirás a nosotros.- sonrió.
-¿Unirme?¿Unirme a qué?- cuestionó algo asustada, elevando la voz, a la vez que Paul aceleraba.
-Ya lo verás.