¿Corazón roto?

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Una vez el Unitato llegó donde su amada Siruni, él la miró sorprendido... Se estaba besando con Sebastián el cangrejo. Definitivamente él no le caía bien y estos momentos Siruni tampoco. Unitato tomó una valiente decisión, seguir con su destino de ser un Unitato Revolucionario, tener novia (la cual no fuese una sirena-unicornio sin corazón) e inventar una nueva especie. ¿Fue fácil para Unitato dar media vuelta y abandonar a su amada? Ni un poco, pero él sabía que el futuro le iba a deparar asombrosas historias y por supuesto el karma se iba a encargar de Siruni. ¿Bonito, verdad? Látima que eso no fue lo que pasó, solo fue la expectativa de la situación. Esto sucedio...

— ¿S-siruni...?

—Oh, hola Unitato, ¿te acuerdas de Sebastián el cangrejo?

¿Cómo calditos lo iba a olvidar? ¡Por supuesto que se acordaba de la persona que le había quitado a su novia-no-novia!

—Si me acuerdo.

— ¡Bien! Porque él es Andrés el cangrejo. Sebastián el cangrejo fue una exquisita comida en algún restaurante.

—Que bien— ¿¡Qué bien!? ¿Cómo se le ocurría decir que estaba bien? ¡Por supuesto que no está bien! En su vida iba a volver a decir semejante tontería...—Espero que duren bastante— Había que tener una seria charla entre su cerebro, subconsciente y claro su tonta hormona: hipotálamo.

—Bueno... Nos vemos, sé que estabas enamorado de mí pero... Él es mejor, ¡nos vemos!

Y en ese momento Unitato estuvo agradecido de no tener órganos sexuales de ninguna clasificación, así se podía comportar como un hombre en ocasiones pero en este momento se podía largar a llorar, comer helado y ver películas tristes durante 2 días. Luego seguiría con su idea de ser un Uniato Revolucionario. Por lo menos ya podía pensar con fluidez.

UnitatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora