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V.

Absolutamente nada había cambiado entre ellos después del beso de aquel día. Seguían siendo los mismos de siempre y ambos internamente lo agradecían. Tampoco es como si hablaran del tema, nadie mencionó nada acerca del beso.  Hubiera sido horrible que las cosas cambiaran y que ambos se pusieran incómodos el uno con el otro. Aunque había algo en el aire y no era tensión, pero ambos sabían muy dentro suyo que no hablar de lo sucedido era por algo.

Justamente algo que Renzo amaba de su amistad con ella era que ella era tan suelta y tan abierta que le podías hablar de todo sin que se sintiera avergonzada o asqueada y él, para colmo, era completamente igual, así que la relación funcionaba para ellos. Se entendían. Por esa misma razón el no hablar sobre el beso y las innegables emociones que ambos volcaron en él, resultaba algo extraño. 

Aunque era verdad que se conocían desde hacía ocho largos años, nunca dejaron de conocerse, todos esos meses de amistad, todas esas noches y tardes juntos, no bastaron para terminar de conocerse realmente. Porque nunca se termina de conocer a ninguna persona. La gente cambia constantemente, cambia de ideologías, cambia su forma de ser, se renueva, crece, madura. Renzo no era el mismo ni tenía la misma personalidad que tenía cuando se conocieron. Lo más lindo de aquello es que seguían creciendo juntos.

La morocha pausó la película que estaban viendo, El resplandor, solo para atender su celular y ponerse a hablar con Federico que la había estado llamando muy seguido. 

—Hola—atendió la muchacha

— Kali, soy fede—habló cortante desde la otra línea. 

— Buenas, ¿cómo estás?—le preguntó algo extrañada.

— Bien todo tranquilo, llamaba para ver si estabas libre hoy a la noche...

— Bueno en realidad no... estoy con Renzo— le contestó casi en un murmullo. 

— Me había olvidado de eso, no es nada raro que estés con el, nos vemos Kal, un beso...—estaba a punto de colgar a no ser por la repentina interrupción de Ivana.

—Eu espera no cortes, ¿por qué tanta mala onda, si sabes que estoy con él prácticamente todos los días? Más ahora—le dijo parándose del sillón algo molesta y caminando hasta el balcón para hablar un poco más tranquila y para que el aludido no escuche la conversación.

— Me molesta—dijo enojado y rápidamente agregó.—Y no solo a mi. 

—¿Por qué?—preguntó la morocha enojándose con Federico. Estaba empezando a sacarla de quicio.

— Decime tóxico o pensa lo que quieras, pero siempre que te llamo para hacer algo últimamente estás con él, nunca podes— le empezó a gritar exasperadamente desde la otra línea Federico. 

Carajo

Se había vuelto completamente loco.

— ¿Ahora tengo que estar dando explicaciones? Si tenes algo que decirme decímelo ahora y corta con todo lo demás—le dijo algo agitada por la situación mientras caminaba de un lado al otro en el balcón e intentaba con una mano agarrar un cigarrillo y encenderlo,  el flaco había logrado ponerla nerviosa y de mal humor.

— No tengo ningún problema, ya te dije, te estás aislando, dejate de joder y salí con otras personas, no sos su mamá, ni nadie para cuidarlo de esa manera Kalista, antes de que se empezara a quedar en tu casa por lo menos nos veíamos y me llamabas para coger—cada vez que Federico decía "él" o se refería de alguna que otra forma a Renzo lo decía con asco o como si lo aborreciera.

—No estamos teniendo esta conversación—suspiró Kalista sarcásticamente sin creer lo que estaba escuchando. 

—Cuando salgas de la burbuja en la que vivís, llamame  y salimos—dijo de manera muy apresurada. 

MAÑANA ES MEJOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora