IV.
Un mes después.
La observó mientras dormía y de fondo sonaba "Wish you were here" de Pink Floyd, su banda favorita.
Su rostro yacía apoyado en la almohada y parecía estar tan tranquila que odiaría que en aquel momento algo o alguien la molestara. Sus rasgos eran bien definidos, maduros. Su rostro era algo redondo pero con la mandíbula fuertemente marcada. En su cara se veía reflejado el dolor que había sufrido en sus años de adolescencia y niñez. Se podía ver eso solo con ver el reflejo oscuro de sus grandes ojos.
Su boca estaba compuesta por unos labios gruesos y de un color rosa casi incoloro, su nariz era pequeña y poco proporcional para su rostro, aún así Renzo la encontraba adorable.
No pudo evitar estirar su mano para acariciarle el pelo. Aquel estaba de color gris oscuro. Una semana podía estar rubia y a la otra cambiar de parecer totalmente y teñírselo de azul. Desde que se conocieron era así, vivía cambiando de parecer y no solamente con respecto al pelo pero con todo. Le resultaba increíble la dualidad que manejaba.
Acarició su cabello y se asombró porque le gustó sentirlo tan suave. Siguió trazando una línea imaginaria con sus dedos por su cuello y luego por su espalda y se detuvo cuando la aludida se empezó a mover despertándose.
Lentamente abrió sus enormes ojos para encontrarse con los de él. Ninguno dijo absolutamente nada.
No dijeron nada porque no hacía falta decir nada en esos momentos. Ella lo entendía y él lo agradecía.
Sin pensarlo demasiado Kalista apoyó el peso de su cuerpo sobre su brazo derecho mientras que con el izquierdo tomaba la mejilla del chico y acercaba su rostro al de ella. No quiso pensarlo mucho. Simplemente actuó conforme el momento. Conforme a lo que sentía, conforme a lo que quería demostrarle y no sabía cómo hacerlo.
Renzo no la detuvo y eso le dio más confianza todavía para terminar lo que había comenzado.
We're just two lost souls swimming in a fish bowl, year after year, running over the same old ground...
Sus rostros se acercaron hasta el punto que sus narices chocaron y sus labios se rozaron de una forma extraña, casi como si tuvieran miedo de hacer pleno contacto, se rozaron durante unos segundos hasta que él tomó la nuca de ella y lentamente la empujó hacia delante haciendo que sus bocas chocaran de manera delicada y se unieran en un beso cargado de angustia y dolor. Renzo movía sus labios despacio, saboreando el momento, perdiéndose en él mientras que agarraba a la morocha de los costados de su cabeza. La besó como si estuviera agonizando y los labios de ella fueran el manantial que le proporcionaría la cura.
What have we found?
The same old fears.
Wish you were here.
Entonces dejó de besarla de forma lenta y la besó con hambre, como si intentara llenar su vacío mientras que una de sus manos soltó la nuca de ella para agarrarla del cuello levemente.
Se separaron y evitaron mirarse a los ojos. Renzo la sostuvo ahí, agarrada del cuello a su completa merced mientras ambos intentaban volver a respirar de forma normal.
Él subió su mirada y la posó sobre sus ojos miel esperando que ella hiciera lo mismo para volver a besarle aunque esta vez un poco más brusco y desesperado que la anterior, si eso era siquiera posible. El beso sabía amargo.
Renzo aprovechó y profundizó el beso cuando ella abrió su boca, tomándola con más fuerza del cuello mientras que ella se aferraba con una sola mano a la remera de él.
Él emitió un gruñido parecido a un alarido de la agonía y el placer que le produjo el encuentro de sus lenguas que se acariciaron lentamente. Kalista gimió de placer involuntariamente al escucharlo vocalizar su placer y el beso se tornó más lento y suave. No significó más que eso. Un beso entre amigos lastimados, necesitados de un amor que sabían muy bien que podían encontrar en el otro.
Siguieron así un rato largo, descargándose, no con palabras pero con besos, con el tacto que cada uno podía ofrecerle al otro.
Estaban recostados en el sillón del living viendo Misfits y riéndose como idiotas. Amaban esa serie y amaban aún más verla juntos.
-Es bueno que hayas vuelto a reír-Le dijo Kalista sonriéndole con dulzura, preocupada aún por lo que Renzo pudiera estar sintiendo en aquellos momentos.
Él la miró con ternura y asintió con su cabeza solo para girarla y volver a ver el programa que tanto adoraba desde que tenía quince años.
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MAÑANA ES MEJOR.
DragosteLa desgracia golpea la puerta de Renzo sin previo aviso, y su mundo se desploma en un instante. Sumido en la oscuridad, solo encuentra refugio en su mejor amiga, cuya presencia le brinda un respiro temporal. Sin embargo, en medio de la niebla de la...