VII.
[ 2 meses después ]
—¿Acaso pensas quedarte a vivir acá?—le preguntó Kalista riendo por la conversación que estaban teniendo en aquel momento.
—Pero qué estás diciendo si ésta es mi casa—le contestó Renzo de forma altanera mientras le mostraba su encía.
—Voy a empezar a pedirte que pongas plata para mantener el puto hogar porque si no va a caerse a pedazos—bromeó Kali prendiendo un cigarro y haciendo una cara graciosa para hacerlo reír.
—Lo próximo que vas a pedirme es que empiece a dormir en el comedor—comenzó a reír él disfrutando la broma. La realidad es que había estado pagando la mitad de todo desde el día cero en el que puso pie en su casa y hacía ya unos meses había comenzado a dormir en el colchón de abajo de la cama de ella.
—Yo creo que vamos a tener que dejar de dormir en la misma habitación Ren, no pienso verte coger con nadie y tampoco planeo hacer de mi casa un desfile de criaturas en celo—contraatacó Kalista bromeando mientras sonreía y cambiaba lo que estaban viendo en la tele.
—¡Todo menos el sillón!—le gritó Renzo casi de forma teatral a todo pulmón mientras se paraba en el sillón y hacía gestos con las manos. Kalista no podía parar de reír por lo infantil que estaba siendo su amigo.
—En serio, podemos comprar de esos sillones que son mitad cama y serías la mascota ideal—dijo ella sin parar de reírse.
—Puta vida de mierda.
Se quitó la remera dejando que su busto saliera expuesto y se observó en el espejo de su habitación. ¿Hacía cuánto tiempo no se tocaba? los momentos en los que Renzo no estaba eran escasos y muchas veces ella misma volvía de trabajar y en vez de dedicar su tiempo a masturbarse, lo dedicaba a dormir e invernar. Quería tocarse. Iba a tocarse. Su amigo pelinegro había salido hacía unos minutos y no volvería hasta dentro de una hora. Recordando que estaba sola decidió relajarse y dejar que su mano comenzara a explorar suavemente la textura de sus tetas.
Pasó su mano por debajo de ellas para sentir el peso de las mismas aplastar su mano y a su vez, utilizó su mano libre para apretar su otra teta con la palma.
Su respiración se aceleró y enseguida su corazón comenzó a latir más rápido. Estaba agitada y anhelaba que alguien la tocara de aquella forma. Estaba agitada porque toda la situación le generaba un poco de morbo. En su mente se imaginó a Renzo entrando por la puerta en cualquier momento y sabiendo que eso era prácticamente imposible decidió inútilmente ir a tocarse al sillón de la sala. Quería que los departamentos de enfrente la observaran.
El ventanal era lo suficientemente grande para que se pudiera ver el interior del comedor y por lo tanto, a Kalista sentada en el sillón, sin remera y de piernas abiertas.
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MAÑANA ES MEJOR.
RomanceLa desgracia golpea la puerta de Renzo sin previo aviso, y su mundo se desploma en un instante. Sumido en la oscuridad, solo encuentra refugio en su mejor amiga, cuya presencia le brinda un respiro temporal. Sin embargo, en medio de la niebla de la...