Amaneceres después, sisear en el vacío proclamó una disyuntiva.
Hebras azabache desprendían enigmas a mera distancia de incentivos.
Por el estrecho pino adyacente a sus pasos,
Llegué a sumergir mis acciones en sus palmas.Tal delirio compuso en las cumbres
Que, de pronto, cúspides cedieron protagonismo cuando esas comisuras izaron.Virtuoso, a mi pesar
Aquella nave en ascenso.De pronto, y sin más, los océanos colisionaron.
Piélagos de vehemencia
Espejismos del alba.Dí que tales azulejos por las cimas de tus horizontes amparan algo más que vida.
O, a tú pesar, algo más que muerte.