Alheimurinn

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Colillas de cigarrillo silban las aguas,

Más que nicotina, ciñen la perspectiva equívoca de su persona.

Bastaba con un inhale,
Dos, o quizá con tenue pesimismo tres,

Para que constelaciones dejaran la diafanidad y siguieran cual metamorfosis de niebla.

Sin inquirir en un esquema predeterminado,

Se concluyó un mar de siniestros inexistentes.

¿Qué guardaban esos pasos, sino más que travesías desvanecidas?

Torpes, híbridas, melancólicas.

Abatido era tal sometimiento, que con solo importunar su mirada el infinito se reincidía en un laberinto,

Aquél que con desgana y sin intenciones lo calzó en un empíreo y soberbio cosmos.

Un vigor de sinfonías sublimes enaltecían al espacio que sus satélites alguna vez conocieron.

En donde, allí, residen mis días de ensañamiento por aquella simetría tan incierta.

EntropíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora