Capítulo II

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-Entre otras cosas- murmuró Sakura con rigidez -. Sólo recuerdo su carácter tiránico.
-Sasuke no es tiránico -insistió Hinata, mirando a su amiga con viveza -. Siempre se ha hecho cargo de todo y algún día heredará todo esto y más. Aún de niño, nunca se le permitió olvidar sus responsabilidades con la familia y con las propiedades de los Uchihas, y nunca las a olvidado. Siempre fue bueno con todos nosotros, incluyéndote a ti.
-Me parece recordar que una vez me puso sobre sus rodillas y me dio una buena tunda -señaló Sakura abruptamente. También recordaba otras cosas, pero Hinata idolatraba a su hermano y ella no quería señalarle sus defectos.
-Dos palmadas no pueden ser una buena tunda, por más que te hayan molestado -la joven Uchiha se rió-. Además, eras una pequeña malcriada a los nueve años, y, si no fuera por Sasuke, podrías haberte matado. Permíteme recordarte que te metiste en su coche y moviste el freno de mano. El coche se dirigió hacia una pared.
-Con la posibilidad de abollarse -murmuró Sakura con enfado.
-Con la posibilidad de abollarse tú también. De todos modos, después te abrazó fuerte. Eso lo recuerdo perfectamente. Sólo Sasuke podía controlarte, porque tú eras una pequeña salvaje; pero, como te digo, eras el problema particular de Sasuke.
-Bueno, pero a los veintidós años no creo que me clasifiquen como un problema -una oleada de irá la invadía y Hinata le dirigió una mirada rápida.
- Tienes el mismo genio y el mismo cabello rosa. No te exaltes contra Sasuke, Saku, que él tiene también su genio y no podemos darnos el lujo de tener más problemas ahora. Además, todos adoramos a Sasuke.
-No puedo imaginar cómo puedo causar más problemas ahora -dijo Sakura, acalorada-. Me apellido Haruno, no Uchiha.
Por un instante, Hinata pareció atónita, y luego sus fulguraron
-Vaya, condenada muchacha! Tú siempre has sido como una de nosotros y Sasuke tuvo más influencia en tú vida que tú padre. Hasta usó sus influencias para inscribirte en la misma escuela que a mí.
-¡Yo nunca quise ir a un internado! -replicó Sakura.
-No, porque eso te alejaba de Sasuke. No sé por qué te volviste contra él al final, pero lo noté. Mas no mantengas esa enemistad encarnizada, por que nunca te lo perdonaré. Necesitamos toda la ayuda posible contra Karin Uzumaki.
Por un instante, ambas se miraron; Hinata defendiendo acaloradamente a su hermano, Sakura demasiado llena de recuerdos para ceder, con sus grandes ojos color esmeralda chispeando. Pero no duró mucho. Las jóvenes estaban demasiado encariñadas mutuamente para pelear y, al unísono, estallaron en una carcajada.
-Trataré -prometió Sakura -. Cuenta conmigo . Regresamos. Tengo trabajo que hacer.
-¿Sabes? He estado pensando -murmuró Hinata, deteniéndose -. Eres realmente hermosa, especialmente cuando te enfureces, con esos ojos centelleantes y el cabello rosa. Si cambiaras de imagen ... digo... si te arreglaras más, podríamos al menos divertirnos un poco con la situación.
-¿Qué tramas? -Sakura detuvo su cabalgadura y miró a su amiga con suspicacia.
-Karin piensa que es la gran maravilla -señaló Hinata -, con todo ese maquillaje, esa apariencia de mujer fina
-Es modelo. Es natural que se maquille y luzca bien.
-Pero no hay nada de natural en eso. Quítale la pintura y queda una vil puerca de granero.
-No exactamente -Sakura sonrió -. Pero ¿ Qué tiene que ver todo eso con que "me arregle más"?
-Es que eres hermosa, realmente hermosa -insistió Hinata -. Eres inteligente, dulce. Si hicieras un pequeño esfuerzo, lograrás que ella pareciera superficial, boba.
-¿Con que objeto?.
-Bueno, para divertirme un poco, por lo menos. No recuerdo cuándo usaste la última vez un vestido y tú cabello está demasiado largo. ¡ Y esa trenza! -hizo una mueca, pero Sakura rió.
-Soy una trabajadora.
-Y lo pareces. Esa mujer incluso le pregunto a mamá si eras una moza de labranza. Supongo que pensó que llegaste a la casa por equivocación y nosotros éramos demasiados corteses para pedirte que te fueras. Creí que mamá iba a gritar de la indignación -Sakura se echó a reír, pero Hinata frunció el ceño -. No tiene nada de chistoso. Mamá se puso seria y dijo con frialdad "Esa es Sakura y todos la queremos mucho". Claro que tú ignoraste ese pequeño drama y saliste pisando fuerte con tus botas de montar y tus pantalones de mezclilla. ¿ Qué pasa contigo, Saku? De vez en cuando podrías envolverte en seda. Tú apariencia es magnífica cuando te vistes bien, pero no quieres tomarte la molestia de hacerlo.
-Me gustó tal como soy. Sin embargo, lo pensaré - Sakura hizo dar la vuelta a kirara y empezó el recorrido de regreso, a galope rápido para relajar la mente. Sabía muy bien por qué no se molestaba en arreglarse. Hinata tenía memoria selectiva; no recordaba los aparatos de ortodoncia que Sakura tuvo que usar durante dos años, la incomodidad que le producían, las burlas de Sasuke. A Hinata nunca la llamo "Sakuro" su altanero hermano. Hinata nunca se sintió como un salvaje y feo muchacho, ni sabía que su ídolo tenía un montón de amantes.
Cuando llegaron al valle, Sakura sintió que se desvanecía los restos de su mal humor. Konoha estaba emplazada en una leve colina, con vista a la gran extensión de los terrenos, y al verla, la invadió una sensación de bienestar, a pesar de todo. La fachada con gabletes de la casa se erguía majestuosa; los grandes y brillantes ventanales, con enredaderas entre ellos, reflejaban la luz del sol mañanero. A través de unos amplios escalones se llegaba a una a imponente puerta de madera labrada, ennegrecida por los años. Grandes hayas, robles y árboles de cerezo formaban un telón de fondo a la tranquilidad, y los arbustos floridos suavizaban el descenso al césped. No había jardines formales, sino mucho espacio, grandeza, y Sakura sabía, por todo el amor que le tenía a ese lugar y a esa familia, que cada ventana tenía vista a la belleza. Si tuviera que irse de allí, nunca podría establecerse en ningún otro sitio. Ese era su hogar, su paz, todo lo que deseaba.
Las jóvenes cabalgaron hacia la parte posterior, lentamente. Al oír el ruido los dos hombres que se encontraban ahí alzaron la vista y sonrieron como bienvenida. El parecido físico era obvio, la altura de los Uchihas, los ojos oscuros pozos...

TraidorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora