17. La Ciudad Goron

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Link no esperaba encontrar una gran metrópoli dentro de aquella cueva, pero tampoco pensó que sería un pueblo más chico que Kakariko. Ni siquiera había casas, todo estaba cubierto de roca maciza y había pinturas rupestres en las paredes, como si los goron fueran una clase moderna de cavernícolas. Había varios niveles en la ciudad y para llegar a ellos había pasillos con escaleras. Al centro de la cueva había una plataforma sostenida por tres cuerdas desde el piso más arriba.

            Link vio una roca al principio que se levantó, mostrando otro goron, que le dijo:

            —Mmm... ¡Qué hambre tengo! Todos están débiles debido a la escasez de comida. ¡Los goron estamos en peligro de extinción! Y todo porque no podemos entrar en nuestra cantera, la cueva de los dodongos. Nosotros, los goron, nos alimentamos de rocas... Y las rocas más deliciosas y nutritivas se encuentran en la cueva de los dodongos. Aunque eso parece cosa del pasado... ¡Nos volvimos tan exigentes con la comida que no soportamos comer rocas de ningún otro lugar! ¡Quiero degustar el mejor solomillo de roca de la cueva de los dodongos!

            Link vio a otro goron en la plataforma, así que, teniendo cuidado de no caerse, cruzó por una cuerda y cuando llegó, el goron le dijo:

            —¡Ten cuidado! ¡No te vayas a caer! ¿Qué quieres? Si tienes preguntas difíciles, debes hacérselas al gran jefe. Si está de mal humor, es posible que se enoje contigo... Y puede dar mucho miedo. Pero... Yo conozco su SECRETO. Puede que no lo parezca, pero al gran jefe le encanta bailar. Con el ritmo adecuado, seguramente... Recuerdo que el gran jefe solía escuchar la música que llega del bosque... ¡Ay, qué buenos recuerdos! Me da nostalgia solo con pensar en esa música... ¡Cuando todas las antorchas de Ciudad Goron se enciendan, la ciudad se verá espectacular!

            Link regresó a tierra firme y decidió bajar un piso, donde sólo vio a otro goron dando vueltas alrededor de ese piso, que casi arrolla a Link, por lo que éste decidió bajar otro piso. Allí vio una entrada que no era para bajar a otro piso, sino que tenía antorchas y un goron enfrente de ella, el cual le dijo:

            —¡Tengo tanta hambre que sólo puedo pensar en comida! —Link le preguntó si sabía algo sobre la piedra espiritual, a lo que el goron dijo —¿La piedra espiritual? ¿Esa piedra roja que iluminaba nuestra ciudad? Se la ha llevado el gran jefe Darunia. Después se encerró en su habitación y ahora no quiere salir. Es como si todas las luces de la ciudad se hubieran apagado... y la gente está un poco deprimida... Quisiera que trajeras fuego de la habitación del gran jefe.

            Link asintió y supuso que la entrada de atrás del goron era la habitación de ese gran jefe, pero se equivocaba, sólo había un pasillo y algunas rocas tapando la entrada. Una música extraña provenía de más allá en el pasillo. También había unas flores redondas muy extrañas alrededor de las rocas, y como Link no podía pasar, decidió regresar con el goron y bajar al último piso. En las escaleras se encontró con otro goron que le dijo:

            —¿Eh? No solemos recibir muchas visitas. ¿De dónde vienes? —Hasta ahora Link se había dado de que ningún goron lo había recibido como éste. Le dijo que venía del bosque y el goron se quedó pensando —¿Qué es un bosque? —Link le explicó que eran donde crecían árboles y plantas, pero el goron siguió sin entender —¡Ahora entiendo todavía menos! Por aquí no crece nada, excepto las flores bomba... Tal vez las habrás visto por ahí. Tampoco hay semillas o nueces de las que traes, ni mucho menos esos Palos Deku.

            Link se quedó pensando que los goron estarían acostumbrados a otro tipo de vida diferente a la de él. Siguió bajando y en el último piso había una estatua en el centro, más antorchas y dos entradas, una con esas flores extrañas (que Link supuso que serían las "flores bomba") y la otra con una alfombra roja en el suelo. Las dos estaban cerradas. Link se acercó a otro goron que estaba junto a la entrada de la alfombra y éste le dijo:

            —Si no me equivoco, has venido a comer la piedra roja. ¡Qué lástima! ¡No está aquí! —Link lo negó —¿Cómo? ¿No has venido por eso? —Link volvió a negar y le mencionó la piedra espiritual —Seguro te refieres a esa piedra roja de aspecto delicioso que antes estaba aquí. Tenía tanta hambre que pensé que no pasaría nada si tan solo la mordía un poquito... ¡Pero cuando llegué ya no estaba! Creo que el gran jefe se la ha llevado. Siempre dice que todo el mundo quiere esa piedra roja. El gran jefe se encerró en su habitación después de decir —y habló con voz más grave —: "¡Voy a esperar aquí hasta que llegue el emisario de la familia real!" —Luego habló otra vez normal y se dirigió a Link —¿Eres un emisario de la familia real? Si es así, debes tener alguna prueba.

            Link se quedó mirando las dos entradas, pensando cuál sería la del "gran jefe". Por fin se decidió por la de la alfombra, porque además la entrada estaba decorada, y entonces tocó la Nana de Zelda y acto seguido, la puerta se abrió. Entró a una habitación más oscura pero iluminada con antorchas. Había banderines en el techo con el símbolo de la Trifuerza en todos. Había más pinturas rupestres, algunas mesas y alfombras con extraños símbolos como de garra. Y al final había otro goron más grande (aunque no tanto como el del segundo piso); tenía cabello y barbas canosas y estaba más fuerte que los demás. Seguramente era el gran jefe.

            Link se le acercó y el gran goron dijo:

            —¿Pero esto qué es? ¡¿Quién eres tú?! Cuando oí la canción de la familia real esperaba ver a su emisario... ¡Pero tan solo eres un niñito! ¿Tanto prestigio ha perdido Darunia, gran jefe de los goron, para recibir este trato del rey? ¿Aún teniendo un pacto de hermanos? —Entonces Darunia empezó a elevar la voz —¡Ahora sí que estoy ENOJADO! ¡Sal de mi habitación, rápido! —Link trató de calmarlo preguntándole por qué su enojo —¡La cueva de los dodongos está llena de monstruos! ¡Hemos tenido una pésima cosecha de flores bomba, nuestro cultivo estrella! ¡El hambre nos agobia debido a la escasez de rocas! Pero... ¡Es un problema nuestro, de los goron! ¡No necesitamos ayuda de nadie!

            Entonces Link recordó que el goron de la plataforma dijo que a Darunia le gustaba la música, así que sacó su ocarina y volvió a tocar la Nana de Zelda, pero Darunia sólo se movió un poco. Después tocó la Canción del Sol, pero todo fue en vano. A Darunia le gustaba algo que viniera más allá de las montañas. Algo... verde... natural...

            Link pensó en Saria... ¡Y claro! ¡Esa era la respuesta! Tal vez Saria lo podría ayudar. Quiso regresar al Bosque Kokiri, pero estaba demasiado lejos y estaba tan cansado que no quería caminar tanto.

            Luego Link pensó en la Ciudad Goron y en lo triste que se veían sus habitantes, por lo que, como en la habitación de Darunia había fuego, decidió encender un Palo Deku y encender todas las antorchas de la ciudad. Cuando encendió las del último piso, la estatua que estaba en medio se empezó a mover en círculos. Y cuando encendió las que estaban junto a la entrada que Link creyó que era la sala del gran jefe, el goron que estaba allí le preguntó:

            —¿Cómo te fue con el gran jefe? —Link le explicó lo sucedido —Entiendo. Por cierto, vi que hace rato te metiste a este túnel. ¿No oíste la música que llega del interior? ¡A nosotros nos encanta!

            Gracias a esa información, Link supo que esa entrada dirigiría a algún tipo de jardín, pero ¿cómo entrar? Se quedó pensando un rato hasta que dio: si esas flores eran las llamadas "flores bomba", debían explotar, de modo que tomó de nuevo un Palo Deku y, encendiéndolo, acercó el fuego a una flor, la cual se desprendió de sus raíces y al poco rato explotó, y con ella, las rocas. Entonces Link se metió más en el túnel.

The Legend of Zelda: Ocarina of TimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora