5. Extra

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Ésta es la historia de un extraterrestre, no, disculpen, se pone sensible si lo llaman así.

Ésta es la historia de un alien, la verdad nunca tuvo un nombre oficial, pero le gusta que lo llamen "Uman". Uman vivía en la Luna, y todas las noches antes de dormir miraba hacia el cielo y admiraba la belleza del planeta Tierra. Uman era el único alien de la Luna, por lo que sentía muy solo, pero él sabía que ese planeta estaba lleno de vida y que sería feliz ahí.

Pero el problema era simple, Uman vivía en la Luna.

De todas formas Uman tenía un plan, aunque no era uno muy bueno, su plan era crear un puente con las rocas de la Luna, pero no se dio cuenta que la distancia era demasiado grande para lograrlo. Aun así, pasó toda una tarde juntando rocas y cuando tuvo suficientes, empezó a juntarlas. Uman se sintió muy decepcionado cuando veía que las rocas siempre terminaban cayéndose, y que no podía hacer su deseado puente.

Pero Uman no se rindió ahí, tenía otro plan aún más brillante que el anterior, Uman construiría un cohete, y con él, llegaría sin problemas a la Tierra.

Su nuevo problema era que no había más que rocas en la Luna, y de todos modos no sabía cómo hacer un cohete.

Uman pensaba y pensaba pero no se le ocurría nada, la Tierra estaba demasiado lejos de la Luna y la Luna sólo tenía rocas, el único plan que tenía sentido era el de hacer un puente, pero las rocas nunca se quedaban juntas.

Pero un momento, ¿Y si creaba una forma de unirlas?

Uman se levantó del suelo y empezó a correr emocionado en búsqueda de más rocas. Estuvo todo el día juntándolas y finalmente tenía más rocas de las que podía contar. Tomó una roca con una mano y dejo otra en el suelo, golpeó con todas sus fuerzas hasta que logró convertirla en insignificantes moléculas de polvo. Uman estaba sorprendido al ver que había logrado juntar muchísimo polvo, era tanta la cantidad que llegaba a superar la altura de Uman (la cual no era mucha). Entusiasmado, Uman usó todo el conocimiento alien que poseía y logró crear una nueva invención, lo bautizó como "pegamento".

Uman estaba más contento que nunca, tenía que buscar más rocas pero eso no le importaba, ahora podía construir su puente y llegar hacia la Tierra, el sólo hecho de pensar en eso lo llenaba de felicidad.

Pero tuvo un nuevo problema, Uman se había inspirado tanto para crear el pegamento que usó todas las rocas que había en la Luna, buscó por dos días enteros, pero no había nada, su pegamento era lo único que tenía ahora.

Se sentó en el suelo, y, deprimido, empezó a admirar la belleza del planeta Tierra una vez más, ahora era un sueño inalcanzable, Uman iba a estar solo para siempre. Pero mientras miraba a la Tierra se dio cuenta de algo, había un objeto que se dirigía hacia él, se levantó lleno de esperanzas y mantuvo la vista en el objeto preguntándose qué era. El objeto se hacía cada vez más grande, hasta que se hizo tan grande que Uman se asustó y corrió a esconderse en un cráter. Desde el cráter siguió viendo cómo aquél objeto aterrizaba en la Luna, y ahí fue cuando se dio cuenta.

Aquel objeto era un cohete.

Fascinado, fue corriendo a darle la bienvenida a quien sea que había llegado, pero del cohete bajó una figura muy extraña, Uman se asustó, pero aquella figura se asustó aún más y se escondió en el cohete. Uman nunca había visto algo parecido, era completamente blanco y tenía una cabeza gigante, la cual se asomaba por la entrada del cohete para mirar a Uman. Uman se acercó lentamente, la figura hizo lo mismo, Uman era un alien muy tímido por lo que no estaba seguro de qué hacer, así que hizo lo primero que se le vino a la cabeza.

Uman le estiró la mano, y lo saludó.

Uman al fin pudo cumplir su sueño, ya que la figura felizmente lo aceptó en su cohete para dirigirse juntos hacia la Tierra. En el viaje la figura y Uman hablaron muchísimo, la figura le explicó todo sobre la raza humana, incluso supo que ellos también tenían pegamento. Uman estaba feliz con la idea de convertirse en uno más del grupo, tanto así que quiso llamarse como ellos, pero el hasta-entonces-sin-nombre alien no sabía pronunciar muy bien la palabra, y se bautizó a sí mismo como "Uman".

Le gustaba mucho que lo llamaran así.

Un café y unos cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora