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☆Somos diferentes,
tenemos una marca,
pero eso no quiere decir
que no seamos humanos☆
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Calynn Black no ha conocido la magia sin un gesto de terror impregnado en su rostro. Druella, su madre, no tiene otros planes más que...
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La importancia de todos tus recuerdos es inefable.
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Habían pasado cuatro meses desde que Calynn no había visto a sus padres. Su estancia en casa de los Evans había sido increíble durante todos esos meses, dentro de treinta días entrarían a Hogwarts y ese día Lily y Calynn saldrían a jugar al jardín después de desayunar.
Las niñas bajaron a la mesa ya vestidas para tan solo desayunar y salir al patio.
—Buenos días —dijeron ambas niñas con felicidad.
—Buenos días, es hora del desayuno —las saludó la madre de Lily con amabilidad mientras les dejaba un par de platos con unas ricas tostadas en la mesa.
Todos tomaron asiento en el comedor y se pusieron a charlar muy entusiasmados.
—Es muy amable de su parte que no le moleste mi estancia —le dijo la pequeña Black a la mujer.
—No hay de qué —contestó la madre de Lily mientras continuaban desayunando.
Pasó un rato mientras comían hablando de algunos detalles de Hogwarts, de las ganas que tenían de conocer el castillo, de todas las preguntas que querían contestar acerca de la magia y los momentos que habían pasado durante esos últimos meses.
—Petunia no ha bajado, deberíamos ir a hablar con ella —le dijo la madre de Lily a su esposo después de que terminara de lavar los platos.
—Mamá, nos vemos en un rato —le dijo Lily a su madre que estaba subiendo las escaleras de madera—. Saldremos a jugar al jardín con Severus, no creemos tardar mucho.
—Las quiero. Nos vemos después —se despidió la pelirroja desde las escaleras mientras comenzaba a hablar con su esposo.
Se disponían a salir cuando se encontraron con dos personas que Calynn reconoció al instante. Se caminó hacia atrás instintivamente, pero tropezó con las cosas del callejón y cayó al suelo. Ante esto, la niña sacó su varita nueva de la bolsa de sus pantalones de mezclilla y a pesar de que no sabía ningún hechizo se sentía poderosa.
