No hace falta que me mires, para adivinar la claridad de tu alma.
No necesito tus palabras, para sentir de tu ser toda la magia.
Y mojar mis mejillas con tu llanto, para beber las gotas de tu alma.
No trates de expresarme con caricias lo que mi vida tu corazón reclama.
Ni tu lo necesitas y ni yo lo necesito para saber cuanto me amas y para que sepas cuanto te amo