La claridad procedente de la ventana me despertó. Los pájaros cantaban y se respiraba tranquilidad. Me levanté lentamente estirándome. Giré la cabeza hacia el reloj. ¡Las 8: 55! ¡Las clases empezaban a las 8:00! ¿¡Por que no habia sonado el despertador!? Corrí hacia el armario y me puse unos vaqueros viejos y una camiseta sucia que había tirada en el suelo. Bajé las escaleras a toda prisa cogiendo la mochila y una tostada que había encima de la mesa de la cocina. Mi madre Karen me miró agitada. Cuando estaba ya con la mano sobre el pomo de la puerta mamá me paró.
-Rusty, espera.
Me di la vuelta aún agitado.
-Mamá, rápido, llego muy tarde.
-Rusty, cariño. - dijo con una sonrisa burlona- Hoy es sábado.
Me quedé en el sitio con la boca abierta. Mamá comenzó a reírse y al final acabamos los dos riendo. Ambos nos fuimos a desayunar.
-¿Hay señales de papá?- pregunté mientras me tomaba mi tostada de mermelada.
- No hijo, no ha vuelto a llamar.
Asentí con la cabeza. Mi padre no solía ponerse en contacto con nosotros. En ocasiones me preguntaba si realmente le interesaba lo que hiciese con mi vida. Desde que se fue a vivir a Chicago teníamos pocas noticias suyas.
Mi madre me dijo que fuese a comprar unas cuantas cosas, así que salí de casa.
El día se había ido nublando progresivamente a lo largo de la mañana. Podría haber cogido el autobús, pero decidí ir andando. Me gustaba despejarme al aire libre.
Las calles estaban bastante transitadas. Después de andar durante un largo rato llegué a la tienda. No había demasiada gente en el lugar (preferirán pasar el domingo en otros sitios que no sea el supermercado). Una vez hube encontrado todo lo que mi madre me había pedido me dirigí a la caja para pagar. Mientras miraba por la ventana, un destello azul cruzó mi mirada.
"¿Es lo que creo que es?" Me pregunté a mi mismo. Si, lo era.
Su corto pelo azul oscuro ondeaba brillante como el día anterior había hecho. La chica se dirigió hacia el pasillo de los dulces.
En ese momento podría haber pagado mi compra y haberme ido sin más. ¿Lo hice? No. En lugar de eso me acerqué lentamente al lugar en el que ella estaba. Asomando parte de mi cuerpo pude verla al final del pasillo. Era bastante bajita, y su estilo dejaba ver su fuerte personalidad, algo oscura, pero con su toque de locura.
Se encontraba observando fijamente los estantes de arriba, concentrada. Tras un tiempo pensando pareció que se había decidido en qué coger. Comenzó a saltar para intentar coger una caja de galletas del estante más alto.
He de admitir que esa imagen valía millones, tenía que contener la risa. Tras un tiempo intentándolo decidí sacar valor y acercarme a intentar ayudarla, ya que no creía que tuviese intención de rendirse.
Me coloqué a su lado.
-Perdona, te he visto desde allí y he pensado que quizás necesitarías ayuda.- le digo con toda la seguridad que consigo expresar (a pesar de que no podía con mi vida en mi interior).
La chica sigue intentándolo.
-Venga, dime lo que necesitas y te lo daré, no tienes que estar aquí todo el día.
-Mira.- dice aún saltando sin mirarme- ¿Conoces aquella frase de Ghandi de: "Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo"? Si, pues yo el cambio que quiero ver es que hagan los estantes más bajos, o que pongan cosas para subirnos, pero mientras tanto no seré dependiente de nadie. Si quiero galletas con puntos de chocolate... ¿¡Por qué no puedo tenerlas sin limitaciones!? ¿¡ Aquí nadie piensa en las que no llevamos tacones de aguja con los que no se pueden andar!?
Se la veía bastante enfurecida, pero su convicción me gustaba. No pude evitar reírme, a lo que ella al fin me miró, frunciendo el ceño pensativa.
- Me suena tu cara. -Hubo un momento de silencio- ¡Ya sé! Te vi el de otro día en la biblioteca.
- Sí, estaba allí.- dije un poco cortado, no se me da bien eso de hablar con gente nueva. Me extrañó que me recordase.
- Claro, ¿te gustó el espectáculo?- Preguntó la chica con media sonrisa.
- Creo que... Será difícil para mí olvidarlo.
Ella soltó una pequeña risa de satisfacción.
-Bueno, la idea principal era que me sirviese de algo el espectáculo, pero viendo que me sacaron a rastras... -un tono de decepción momentáneo se vio en su voz- Pero estoy segura de que mis palabras sirvieron para todo aquel que me escuchó, incluido tú.
No pude evitar pensar en que en aquel momento en la biblioteca hubo más jaleo que palabras inspiradoras por su parte, pero... ¿Quién era yo para darle la contraria?
- Si, seguramente. -dije sonriendo.
- Lo sabía.
A todo esto la chica se volvió de nuevo al estante mirando concentrada a las galletas. Como vi que aquello no llegaría a ningún sitio hice algo que pensé que no me atrevería a hacer.
-Bueno, hagamos una cosa. - comencé captando la atención de sus vivaces ojos celestes.- Puesto que por el momento los estantes no van a menguar de altura y nadie se va a enterar de lo que pase aqui... ¿Por qué no te doy las galletas y nos damos una vuelta para que me cuentes cómo llegaste a hacer lo de la biblioteca?- A medida que iba diciendo las palabras mi tono de voz iba perdiendo confianza.
La chica me miró pensativa durante un momento que me pareció eterno.
- Está bien. Coje las galletas y dámelas, pero que esto no salga de aquí.- Inquirió con un dedo acusador.
Asentí y cogí el paquete para después entregárselo.
-¡Gracias! Pero no pienses ni por un momento que no era capaz de conseguirlo.
Le contesté con una sonrisa. La chica se fue corriendo por el pasillo hasta el cajero para pagar, pero una vez giró la esquina se paró en seco.
- ¡Por cierto!- Gritó- Mi nombre es Hope.
Y se fue, desapareciendo de mi vista. Una sonrisa inundó mi cara.
Hope...
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Hola a todos!!! 🌞
Bueno llevo muchiiiisimos meses desaparecida, muchos. Prometí hace meses en un comentario que seguiría pronto la historia y no lo hice, así que lo siento mucho, no me sentía inspirada 😢 Pero bueno, aqui tenéis un nuevo capítulo!Espero que os guste tanto como a mi ^^ Decidme en los comentarios que os parece la loca de Hope 🌟
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La burbuja de papel
Novela JuvenilRusty Applewhite siempre fue un chico tímido, un tanto inadaptado y solitario... Su sitio favorito era y siempre seria... La biblioteca. Allí donde podía ser él mismo o la persona que quisiese. A diferencia de su mejor y único amigo William Bronson...