El resto de la noche

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Salimos de la habitación y me choqué con alguien. Esa persona derramó su bebida sobre mí, y mi blusa quedó completamente manchada.

-Lo lamento...-Dijo la persona volteándose hacia mí. Cuando vi quién era me sorprendí. Era Matt.-Hey, Diana. Lo siento mucho. Te limpiaré, acompáñame a la cocina.-Dijo ignorando completamente a Becky.

-Claro.-Le sonreí.-Becky, ve a ver como está Tanner.-Ella asintió y yo seguí a Matt.

En la cocina él tomó unas servilletas e intentó limpiar la blusa, pero no funcionó.

-Mi hermana va a matarme.-Dijo.-Es una de sus blusas favoritas.

-Oh, no te preocupes por eso. Está ocupada matando a Tanner en este momento.-Dije sin pensarlo.

-¿A qué te refieres?

-Tanner acaba de golpear a alguien... Un tal Mark, creo. Y Chrissy se enojó, pero no fue gran cosa, espero que estén bien ahora.

-¿Por qué golpearía a alguien? No parece de la clase de chicos que buscan pelear.

-No, él no es así. Fue mi culpa. Ese chico quiso besarme... Bueno, al menos eso creyó Tanner. Creo. 

-Oh... Chrissy nunca se enoja por mucho tiempo. Supongo que ya lo habrán resuelto. Oye, ¿quieres salir al jardín? La música está tan fuerte que los oídos han empezado a dolerme.-Caminamos hasta llegar al jardín. Muchas personas estaban en la piscina, pero nosotros nos sentamos en las hamacas que  colgaban debajo del gran árbol del jardín. Mi cabeza había empezado a dolerme y tenía frío. Al parecer, Matt lo notó. Se sacó su chaqueta que era idéntica a la de Tanner, ya que ambos estaban en el mismo equipo de fútbol, y la colocó sobre mis hombros. 

-Gracias.-Dije tímida. 

-No hay de qué.-Me sonrió y su sonrisa me hizo olvidar mi dolor de cabeza.

La noche resultó ser maravillosa. Matt me contó acerca de su vida, y yo acerca de la mía. De veras era un buen chico. Cualquier chica en el universo podría quedar completamente enamorada de él tan solo viendo su sonrisa. Pero por más que yo quisiera que él me gustara, no podía. Mi corazón, a pesar de que ya se hubiera roto más de una vez por culpa de Tanner, le pertenecía a él. Por más que intentara olvidarlo, Tanner era una parte de mí. Y no podía dejarlo ir, a pesar de que quisiera. No estaba lista. Y nunca lo estaría. 

O al menos eso pensaba.

-

Esa misma noche, Matt me acompañó a la casa. Luego de despedirnos, él volvió caminando a la suya.
Entré y cerré la puerta para después apoyarme sobre ella. Me deslicé suavemente hasta quedar sentada en el piso y coloqué ambas manos sobre mi cabeza y sonreí.
A pesar de que no fue algo agradable, no podía dejar de pensar en eso.
Él había golpeado a alguien por mí.

-Al fin llegas, "Cenicienta".-Oí decir a Tanner. Sonaba raro. Me paré rápidamente para no quedar como una ridícula.

-Tanner. No noté que estabas ahí.

-Tú nunca notas nada, Dina.-Definitivamente estaba borracho. Su tono de voz subía y bajaba, y él se tambaleaba un poco mientras caminaba. Me acerqué a él para comprobarlo y su aliento olía a alcohol.-Ni siquiera me notas cuando intento salvarte de un idiota que solo quería aprovecharse de ti. 

-Tanner, estás borracho. Déjame acompañarte a tu habitación. Necesitas dormir.-Dije seria. No me gustaba lo que estaba pasando. Él podría ponerse violento en cuestión de segundos, tal como lo había hecho con Mark.
Coloqué su brazo sobre mis hombros y traté de subir las escaleras con él. Una vez que llegamos a su habitación, lo acosté en su cama y lo tapé con un par de sábanas.

-No, no te vallas.-Dijo mientras salía de la habitación.-Quédate... Sólo unos minutos.

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