Capitulo 3

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Mierda santa.

 Era una buena cosa que bajé la bebida porque probablementela hubiera dejado caer. 

—Ni siquiera sabes mi nombre —solté.

 Su mirada bajó, dándome una vista de pestañas ridículamentelargas.

 —¿Cómo te llamas, cariño?

Lo miré boquiabierta en lo que probablemente fue algo muypoco atractivo. No podía estar hablando en serio. 

 El Caliente Tipo Barman esperó mientras levantaba las pestañas.

 Oh mi Dios, ¿era realmente serio?

—¿Le pides salir a cada chica que entra en este bar? —Si es así,después de tomar una larga vista del bar, él tenía algunas verdaderasraciones bastante pequeñas. Con la excepción del tipo que consiguióla cerveza y se encontraba sentado con un par de chicos, la mayoríade la gente en el bar se encontraba a unos escasos años de jubilarse. 

Su media sonrisa se extendió.

—Solo a las guapas.

Volví a mirarlo boquiabierta.

Una parte de mí no se hallaba sorprendida por su respuesta.Tenía una expresión. Siempre tenía una expresión, desde que era unpequeño saltamontes hasta las rodillas y llevaba trajes enteros.Mamá solía alabar la forma simétrica de mi rostro, lo perfecto que era.Cuando era más joven, me parecía a una de esas muñecas deporcelana y me hizo desfilar como tal. Y a medida que fui creciendo,mis facciones se quedaron, labios llenos, pómulos altos, nariz pequeña yojos azules para que coincida con el cabello rubio —cabello rubionatural. 

 Pero las palabras claves aquí son tenía y era, y mientras que yoera un montón de cosas, estúpida no era una de ellas. 

Bueno, casi todos los días. 

En este momento, mirando a este hombre, me sentía cerca detres clases de estúpidas. 

—Corrección —continuó el Caliente Tipo Barman, sonriendo hastaque ese hoyuelo apareció en su mejilla derecha—. Chicas calientes conpiernas sexy. 

 Este tipo era tan arrogante 

—¡Estoy sentada! ¿Cómo puedes ver mis piernas? 

Se rió entre dientes profundamente, y maldita sea si eso no era unsonido agradable, también.

 —Cariño, te he visto entrar al bar, y lo primero que noté fueron tuspiernas.

Bueno. Tengo muy buenas piernas. Pretendía estar en forma físicay corría tres días a la semana. Tenía suerte cuando se trataba de mispiernas. La grasa nunca se depositó en mis muslos o pantorrillas. Terminóen mi culo y caderas. Y bien, también hubo un zumbido agradablecorriendo por mis venas en respuesta a sus palabras, pero yo...

 Aspiré una bocanada de aire, dejando pasar el frío en el interior.

 El Caliente Barman y yo nos encontrábamos cara a cara,completamente cara a cara, y estuvimos así el tiempo entero. No habíamanera de que no viera la cicatriz en mi rostro, y no una vez, ya quedesde que puse mis ojos en el tipo Caliente Barman no pensé en lacicatriz. Atrapada con la guardia baja por él, ni siquiera se me pasó porla cabeza. 

Pero ahora que me encontraba pensando en eso,inmediatamente metí mi barbilla hacia abajo y hacia la izquierdamientras envolvía mis dedos de repente alrededor de la bebida. Ahorasabía que no podía hablar en serio, porque él era totalmente una partede la Brigada de Chicos Calientes, y yo era Calla, la amiga de laBrigada de Chicos Caliente. No Calla, la chica con que coqueteabandescaradamente 

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2015 ⏰

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