Capitulo 2

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Cómo mi vida pasó de estar en su mayoría bien, con la excepciónde estar un poco sola a veces, a un enorme lío caliente en un lapso deuna semana se encontraba más allá de mi capacidad de comprensión.

 Me hallaba tan jodida, y no en la manera divertida y sudorosa.

No era sólo que mi cuenta de ahorros, literalmente, hubiera sidolimpiada dos semanas antes de que hubiera escrito mi cheque parapagar la matrícula. Oh Dios, si sólo eso fuera todo. Podría habermerecuperado de eso. Podría incluso haber dejado eso atrás, porque ¿quéotra cosa podría haber hecho? 

Después de todo, sabía que fue mi propia carne y sangre la queme dejó limpia, mi propia madre, mi drogada con pastillas, y lo másprobable borracha hasta el culo, madre, que mis amigos más cercanoscreían que se hallaba muerta. En cierto modo, no es que estuvierandemasiado lejos de la verdad. Una terrible mentira, pero hacía años queno hablaba con ella y el alcohol, las pastillas y Dios sabe qué más de loque hubiera tenido en estos años, mataron a la madre cariñosa ydivertida que recordaba de cuando era pequeña. 

Pero seguía siendo mi madre. Por lo tanto, la última cosa quequería hacer era involucrar a la policía, porque en serio, su vida era yauna mierda así como era, e inexplicablemente, después de todo eldrama y el dolor de corazón, un torbellino de piedad siempre surgíacuando pensaba en ella. 

Esa mujer tenía que experimentar cosas que ninguna madredebería.

 Pero no solo fue mi cuenta de ahorros. En el transcurso de lasemana pasada, durante mis exámenes finales, que de alguna manerame las arreglé para todavía completarlos sin perder mi siempre amorosamente, la punta del iceberg hundió el Titanic.

 Saqué mi tarjeta de crédito porque sí... bueno, tuve la horriblesensación de que podía ser peor. Y lo fue. Tarjetas de crédito quenunca vi en mi vida fueron sacadas en mi nombre y llegadas al máximo.Un préstamo de estudiante con un banco importante que ni siquiera sabía que existía también fue sacado, y el costo por sí solo eran másque cuatro semestres en Shepherd.

Me encontraba endeudada, por una suma de más de cien mildólares cuando todo estuvo dicho y hecho, y ni siquiera incluía ladeuda que acumulé por mi cuenta con los pequeños préstamosestudiantiles que tomé y el préstamo de coche que ahora no sabía sipodría pagar. 


Mi estómago se hundió y mi pecho se detenía cada vez quepensaba en lo muy jodida que me encontraba, y tomó todo en mí paracalmarme a mí misma para no perder la cordura. El crédito y las deudaste hacían o te rompían en este mundo. No sería capaz de obtener unpréstamo si necesitaba uno. Peor aún, incluso si me las arreglara parareunir el dinero para terminar la universidad, cualquier trabajo quesolicitara podía mirar mi crédito y basar su decisión de contratarmedependiendo de lo que mostrara. 

El jueves, después de mi último final, sufrí un pequeño colapsonervioso, que involucró un montón de lágrimas, incluso el doble debrownies con chocolate derretido, tal vez un poco de balanceo en laesquina. Me hubiera quedado en esa esquina por lo menos durante unmes, pero me negué, absolutamente, rotundamente me negué, apermitir que mi vida fuera alejada de mí otra vez 

 Obviamente, ninguno de mis amigos sabía por lo que pasaba, osabían algo de mí. Diablos, pensaban que mi madre murió y Teresapensaba que era de alrededor del área de Shepherdstown. 

Todo era mentira.

¿Y cómo podría decirle a Teresa, o peor aún, a Brandon? Oh oye,tengo que ir a casa, y ya sabes, cometer un acto de homicidio yestrangular a mi madre —sí, la que pensabas que se encontrabamuerta, porque también soy una mentirosa terrible— hasta la muertepor joderme la vida. ¿Podemos pasar el rato en tu casa y tomar unostragos cuando regrese? 

calla storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora