El viaje estaba siendo más aburrido de lo que esperaba, y mi lista de Spotify se había acabado hacía una media hora. Quedaba todavía otra hora para llegar, y mi ubicación en el autobús no ayudaba. Me había visto obligada a ponerme en el medio porque los asientos delanteros estaban ocupados, y en el centro la gente no dejaba de molestar y de gritar. Para colmo, estaba Tyler detrás y no me dejaba pensar con claridad. La verdad que me había estropeado el inicio del viaje con eso de que me pensara lo de volver. No estaría mal darle otra oportunidad para haber si había cambiado o no, pero sabía que me iba a doler. No podría mirarlo sin recordar lo que me dijo y sin recordar aquel día. Como había hecho durante todo este tiempo cuando lo veía en mis pensamientos. Suspiré. Creo que ya había tomado una decisión. Y no podía esperar más, por que entonces seguro que me arrepentiría. Como estaba sola en el asiento, me volví y le dije a Tyler que se pusiera un momento a mi lado. Obedeció sin dudar. Seguramente supondría lo que le iba a decir.
Se acomodó en el asiento y me miró. Y yo no podía dejar de observarlo. Que fuera tan guapo no ayudaba. Tenía unos luminosos ojos caramelo que le hacían parecer sensible, un pelo rubio arremolinado en la frente y unos labios carnosos que...
-Dania, ¿qué querías decirme?- ¿me había quedado enbobada mirándole? Eso no mejoraba la situación.
-Eh... Es que he estado pensando en lo que has dicho antes. Yo... No sé si seria justo o correcto que te volviera a dar otra oportunidad. Lo que hiciste...
-Ya sé que no estuvo bien. Pero he cambiado, de verdad. ¿Qué otro chico vendría a disculparse después de lo que dijo si no se arrepintiera?
-Podría ser que en realidad necesitaras mejorar tu apariencia y que para eso urgieras pareja.
-Mira, no creas que muchas animadoras no están detrás de mi. Y me servirían más para que no me echaran del equipo. Pero si he vuelto es por algo.
-¿Por qué?- que lo dijera una vez más le haría ganar puntos.
-Porque...no conseguí olvidarte, y creo que eso significa... Lo que tu ya sabes.
Suspiré, agobiada. Esto nunca me había pasado, y no estaba segura de si lo que iba a hacer era lo correcto.
-Vale, Tyler. Te entiendo. Lo he pensado y creo que sería justo por mi parte darte otra oportunidad, porque tu te has sincerado. -una sonrisa creció en su cara. Parecía un niño feliz. ¿O es que era muy buen actor? La alegría lo hizo embellecer.
-¿En serio? ¡Gracias! Ya verás como no te arrepientes.- me volvió a dar un beso como en el coche, pero se dio cuenta que estábamos delante de toda la clase y se retiró. Su repentina timidez me hizo reír a carcajadas, como antes, y él se contagió. Por ahora, el viaje estaba siendo mejor de lo planificado.Después de una hora más en el autocar, hablando con Tyler sobre cosas irrelevantes, llegamos a Montreál. El paisaje era bellísimo. Nuestro campamento estaba situado al borde de un bosque de coníferas, que daban un aspecto frío al lugar, pero también hogareño. Estaba un poco nublado, pero era normal. Había cabaña esparcidas por todo el círculo y cada una tenía un número. Eran de madera desgastada y tenían varias ventanas. El suelo estaba lleno de ramitas partidas y, en el centro, se disponía una hoguera apagada. En un rincón, alejado de las cabañas, había varios coches. Supongo que era por si queríamos acercarnos más al centro, porque estábamos en pleno bosque. Bajé a toda prisa del autobús y recogí mi maleta de su maletero. Me quedé de pie frente a las cabañas y suspire, por que todo parecía perfecto. Salvo que faltaba algo, pero nunca volvería. Si Abigail estuviera a mi lado, en la cabaña, y pudieramos hablar de nuestras cosas, sería todavía mejor. Pero ya nunca podría pasar. Chloe se colocó a mi lado y arrastró su gran maleta. Cualquiera diría que se iba para un mes entero.
-¿Sabes? Pensaba que esto sería un poco más bonito y céntrico. No me puedo creer que esté en medio de un bosque y rodeada de bichos.
-Por eso yo me traje expray.- le di un toque a mi maleta.
-Ya, no me lo recuerdes. Me lo vas a tener que dejar.
La profesora barra monitora se puso en el centro del circulo y llamó la atención de todos. Tenía una lista en la mano, y comenzó a nombrarnos uno a uno.
-Chloe Sky- soltó un gruñido- Rebecca Smith, Tyler Hood- levantó la mano, y lo mismo hice yo cuando me nombraron- Dania Matthew, Abigail...- se hizo un silencio repentino. Nadie quería corregir a la monitora por algo que no era su error. Y no iba a ser yo la que empezara. Una voz lejana señaló que no estaba y la profesora tachó el nombre de la lista. Tendría que dejarlo estar, porque si no se volverían a despertar recuerdos.Cuando terminó de nombrar a los 40 alumnos que íbamos, nos asignó a cada uno una cabaña. Por suerte me tocó con Chloe, pero por desgracia también estaban varias animadoras y dos chicos un tanto extraños, de esos llamados "frikis".
Solté mis maletas debajo de mi litera y dispuse lo necesario en una mesilla y unos cajones. Eché el expray y saqué unos libros que me había traído para estudiar un poco.
Olivia, una de las animadoras, se acercó a mí:
-¿De verdad estás estudiando en vacaciones?- sus amigas la siguieron.
-No son vacaciones; y sí, estoy estudiando. Pero no es asunto tuyo.
-Claro, como es de alguien más. ¿Cómo se llamaba, Abigeil? - no podía soportar que confundieran su nombre, pero no iba a empezar una discusión. Respiré hondo y conté hasta 10. Chloe me salvó del apuro.
-Chicas, ¿a que no sabéis esto? ¡Venir a ver lo que acabo de encontrar debajo de las sábanas! - todas fueron a donde estaba Chloe, como si fueran mosquitos a la luz.
Alguien llamó a la puerta y como nadie abría, fui yo. Se me iluminó el rostro cuando vi a Tyler.
-Hola. ¿Molesto?- miró detrás de mi hombro y observó a Chloe sujetar en el aire el envoltorio de un preservativo.
-No, para nada. Están con sus cosas. Se supone que lo han encontrado debajo de las sábanas. ¿Qué pasa?- se apoyó contra el marco de la puerta y levantó su brazo.
-No, nada. Era para que vinieras a cenar. Y te sentaras a mi lado.- me gustaba que todo fuera como antes, aunque se me hacía extraño.
-Vale, ahora voy. Tengo que vestirme. Guárdame un sitio.
-Vale cariño, adiós.- sonrió y se fue lentamente. ¿Cariño? Antes nunca nos llamábamos por motes cariñosos, pero me gustaba. Sí, me gustaba que siguiera llevando mi colgante. Entonces, ¿me seguía gustando él?

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Recordados.
Aktuelle LiteraturDania era una chica canadiense más desequilibrada que normal. Su vida había empezado a enderezarse después de muchas vueltas, pero algo volvería a cambiarla. ¿Y si todo lo que creías a cerca de las almas gemelas no fuera cierto? ¿Qué, de repente, t...