Capítulo 3

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Yacía serenamente recostada en las piernas de Hamilton cuando me di cuenta lo que le había dicho hace un rato. Lo que dije, no fue cualquier cosa ¿Qué hago? Me dejé llevar por la emoción... ¿qué habrá pensado David? Me levanté de sus piernas y lo miré, me veía fijamente.

-¡Oh! Eh...Mmm

Me puse muy roja.

¡Es mentira! –le dije avergonzada.

Y se empezó a reír.

-¿Por qué te sonrojas? Eres como una niña.

¿Se está comportando como una persona madura?

Ehh... ¿qué te parece si tenemos una relación? –dijo como si nada, mirándome fijamente.

-Rep... ¿eh? No es necesario, lo que dije fue una mentira.

¿De verdad fue una mentira? ¡Qué mentira más despiadada! Bueno, está bien, está bien que sea así –dijo sorprendido y levemente enfadado.

-¿Eh?

-¡Qué bien!

Se recostó en el suelo mirando el cielo, luego cerró los ojos. ¿Qué?... ¡¿Qué?!

Al día siguiente en la escuela.

Llegó John con el gallo de Hamilton.

-Lo siento, me es imposible quedarme con ella, es que en casa tenemos un gato...

David y Alexandra estaban conmigo, entonces ella intervino.

Eso es peligroso, se podría comer al gallo.

En realidad, mi gato tiene miedo de bajar del armario por él.

¡Señor Hamilton! ¿Otra vez? –dijo la profesora.

-¡Qué insistente eres, profesora Sellers!

Escuchen, ¿sería posible dejarla en la escuela? Cuando estaba en la primaria y en secundaria teníamos casetas de gallinas –dijo John.

Ahora que lo mencionas, en la secundaria donde estuve también había –dijo Alexandra.

¿En serio? No me había dado cuenta de ello –dijo la profesora Sellers.

Entonces, profesora, trate de conseguir la autorización –dijo John.

¡¿Qué?! ¡No quiero! ¡Ustedes no saben lo desagradable que es el viejo ese del director! –dijo asustada.

No sé cómo, pero David, Alexandra y John consiguieron hacer que la profesora fuera a pedir el permiso y lo consiguieron.

¡El caso es que tienes que cuidarlo bien, David Hamilton! Te lo encargo, Isabella –dijo.

Lo sabía.

¡No se preocupen, yo también voy a ayudar! –dijo Alexandra.

Yo también colaboraré ya que me siento responsable de esto –dijo John.

¡Eres buena persona Jonathan! –dijo Hamilton.

¡Dime John! –exclamó feliz.

En el descanso, los cuatro nos fuimos a la biblioteca para una reunión, mientras ellos hablaban del gallo, yo practicaba matemáticas.

Ehh... y pues ese es el asunto, sólo faltaría resolver lo de la caseta del gallo, Isabella te pido que participes –dijo Alexandra.

¿Cómo se hace una caseta de gallinas? –dijo David.

-¡Yo lo investigaré! Todas las respuestas están en internet.

Cerca de mi casa hay una ferretería ¿Compro los materiales? –dijo John.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2015 ⏰

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Él y su rareza, yo y mi desinterésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora