Un nuevo comienzo.

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Capitulo I Un nuevo comienzo:
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Francia, París.
Ha pasado una semana desde que llegue, es algo maravilloso el como ha pegado mi restaurante, es algo pequeño, pero me ha ido de maravilla, he estado hablando con mis papás últimamente, están muy felices por mí y por mi nuevo comienzo al igual que yo, pero siento que me falta algo, y ese algo tiene nombre y apellido, Justin Bieber.
A veces en la noche lloro y prendo el televisor para olvidarme de él hasta que me quedo dormida, se ha vuelto una rutina.
Dana me ha hablado, Sara me ha hablado e incluso Miguel me ha hablado, pero no contesto las llamadas, prefiero no hablar con ellos y derrumbarme.
Hoy es el primer día de descanso, lo cual no agradezco, eso hace que mi mente este relajada y lo detestó; prefiero estar ocupada y mi cabeza esté trabajando, que pensar en lo que paso hace una semana.
Así qué para tener mi mente ocupada, decido ir a un parque cerca de la casa. Tomo mi abrigo y las llaves y salgo sin rumbo fijo.
Paso a lado de mi restaurante y una sonrisa orgullosa brota de mis labios, llevo una semana que estoy acá y mi restaurante es fenomenal, estoy pensando en expandir mi restaurante por todo París, así que espero juntar el dinero suficiente para ello. De pronto choco con alguien haciendo que todos mis pensamiento se esfumen.
-Perdón, perdón. - Digo repitiendo varias veces la misma palabra, viendo como el café se esparce por todo el suelo.
-No te preocupes, me suele pasar varias veces.
-En serio perdón, - alzo la mirada, para ver a una castaña despreocupada y 5 dólares en la mano - no, deja yo te lo compro, así aprovecho de comprarme yo uno.
-¿Sabes? No es para tanto, yo lo puedo comprar.
-No, digo, o sea, yo te lo puedo comprar, yo lo tire, mi responsabilidad.
-¿no eres de aquí, cierto?
Levanto la vista por segunda vez y rio.
-No, ¿se nota?
-Si, Bárbara. - Estira la mano en forma de saludo, la cual acepto - Canadá.
-__________, Canadá.
-Vaya, que pequeño es el mundo, ¿qué te trae por acá?
Un tipo me ha dejado, porque seguía amando a su ex y preferí escapar de él.
-Pues relativamente nada, viene a abrir una cadena de restaurantes. - miento.
-Oh, entonces eres chef, yo soy psicóloga.
-Dicen que es buen trabajo, dos cafés capuchinos uno cortado por favor - entrego la tarjeta y pago - que ganan muy bien.
-Pues más o menos, realmente es muy pesado eso de tratar con locos y pues, ¿te quieres sentar o caminar?
-Caminar.
-Perfecto, como te decía más bien no son locos, son personas que necesitan desahogarse con alguien, es hartante, ¿sabes? A veces, sólo a veces algunos pacientes llegan y me amenazan, que si no los ayudo se suicidan, y como es obvio me asusto.
-¿en serio? - abro los ojos como plato y trato de no ahogarme con mi café - Dios, que feo, ¿y qué haces?
-Ahorita nada, antes si, me ponía lo pelos de punta y me ponía a llorar después de atenderlos, pero ya se me hace tan normal que ya no hago nada.
No me he dado cuenta que ya es tarde y el sol se esta ocultando, y la verdad me da tristeza quisiera seguir hablando con ella, pero al menos ella no ha dicho nada y eso me calma un poco.
-Wow, mis respeto hacia ti, amm, me preguntaba, ¿si querías ir a mi casa?
-¿Casa? ¿Tienes casa? Has de pagar una fortuna.
-Lo vale.
-Haha, pues - ve su reloj y me sonríe - si, si quiero ir.
De mis labios brota una sonrisa de felicidad, la primera sincera y que llega a mis ojos. Mi primera sonrisa en París.
-Pues vamos.
De camino a mi casa, la charla con Bárbara no para y lo agradezco así no tengo tiempo de pensar en otras cosas.
Al llegar a mi casa, Bárbara chifla y yo rio.
-Linda casa, de hecho es demasiado linda y grande, muy grande, una fortuna - susurra más para ella que para mí - mi departamento es una mierda, comparado con esto.
-Hahaha, no exageres Barbie - sonrió - oh perdón, ¿te puedo llamar Barbie?
Ella frunce el ceño y siento que mis mejillas van a explotar, al poco rato ella se empieza a carcajear, a lo cual yo sólo nuestro una sonrisa nerviosa.
-Nadie me había dicho Barbie antes, suena tan infantil - me arrepiento rápidamente - pero claro que me puedes decir Barbie, que sea infantil, no significa que suene feo.
Sonrió aliviada y me encamino a la sala al igual que Barbie.
-¿y vives sola en esta casa o tienes novio?
Me detengo, trato de hacer una sonrisa y estoy segura que no me sale.
-Vivo sola aquí, no tengo no...novio.
-Oh, ya, perdón.
Sonrió aliviada al saber que Barbie no va a preguntar más y se siente en el sillón.
-¿quieres ver una película?
-Oh si, si, si amo las películas, podrías poner la de Barbie y las tres mosqueteras - lo dice tan serio que siento que realmente quiere ver una película de Barbie, ríe y niega - te tomas todo muy en serio, relajate pequeña.
Sonrió y luego rio al ver su expresión.
-Podemos ver, amm, "Son como niños".
Sonrió, la busco y le pido a Barbie que la ponga para que yo vaya hacer las palomitas.
Al llegar a la cocina, mi celular vibra, recibiendo un mensaje de Chris:
"Hola soy Christian, por si no te acuerdas, tu mejor amigo o según tú eso dijiste, ah ya caí ya tienes un nuevo mejor amigo, bien, bien, muy bien tratare de conseguir una mejor amiga nueva.
Te quería tu ex mejor amigo.
Bueno yo si te sigo queriendo, muchísimo, te amo, te amo demasiado.
Christian xx :,("
Me rio y Barbie se asoma, para ver que pasa y viene conmigo a la cocina.
-La película esta puesta, ¿y la palomitas? - me mira mal y yo rio - ¿con quien hablas?
-Mi mejor amigo, que vive en Canadá también.
-¿y es guapo?
-Si demasiado, si no fuera porque es tan, tan tonto sería mi esposo...
-Presentamelo - bromea - la tontería con el paso del tiempo se quita, ¿sabes?
-Lo sé, pero tiene novia - intento ponerme triste, pero fallo ya que me empiezo a reír - nunca voy a ser su novia.
-Nunca digas nunca - me guiña un ojo y se va a la sala - trae las palomitas que muero de ganas de ver la película.
Rio y sé que tiene razón, pero nunca andaría con Chris, ¿o si? Obvio no.
Pongo las palomitas en el microondas y le hablo a Chris.

Siempre te amaré. (Justin Bieber y tú) <Erótica>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora