Kenai, un joven de unos 16 años, moreno y de estatura media, hijo de Iuncai, rey o eix, como les llaman ellos, de la tribu Bactria e hijo Libea reina o eixa del poblado, se encontraba durmiendo plácidamente en su cama de piel de alce cuando una voz, la de su madre, le despertó.
-¡Kenai! tu padre te esta esperando baja ahora mismo.
Que le despierten a gritos a la mayoría de la gente le pone de mal humor, pero, como en el poblado de Kenai las cosas siempre se dicen y se comunican de esta manera, ya estaba acostumbrado a soportarlo. Tomándose su tiempo, el joven se puso la ropa de calle, la diferencia entre la ropa de salir y la de estar por casa es que la primera llevaba más atuendos y cubría el cuerpo entero, sin embargo, la otra dejaba al descubierto el torso ya que con el calor de la chimenea no hacia falta cubrirse tanto.
Al llegar a abajo su madre volvió a regañarle:
-A buenas horas- le dijo con tono severo.
-Por favor mama, si hace nada que ha salido él sol- le respondió el joven indignado.
-Por eso, se acerca el invierno y hay que aprovechar al máximo las horas de luz- justificó- ahora come algo y ve con tu padre, quiere llevarte a Damnacia, al mercado que se organiza cada semana.
Sin perder un segundo, Kenai devoró un poco de comida que sobro de anoche y corrió a los establo donde se encontraba la comitiva que partía hacia el poblado vecino, al salir a la calle contemplo que el día que se acercaba era perfecto ya que ni una sola nube cubría el cielo.
Al llegar, se podía observar como todos los comerciantes se preparaban para salir, de todos ellos destacaba su padre, si lo vieses de lejos por el bosque, pensarías que es un oso, ya que su ropa de pieles, su larga barba y el pelo largo le dejaban pocas partes de su cuerpo a la luz.
-Por fin has venido, sube al carromato que nos vamos ya- le ordeno mientras subía.
Kenai sin rechistar, así lo hizo y, junto a la caravana, iniciaron el camino a Damnacia.
-Hoy hijo mío, aprenderás que hace un jefe en el mercado, tendrás que fijarte bien ya que algún día tu ocuparas mi lugar.
-¿Solo mirar? ¿No he de hacer nada más?- pregunto Kenai con decepción.
-Sí- afirmo su padre- veras que tener una buena relación con el resto de eixs de los otros poblados influye mucho en el comercio, en la batalla, en la prosperidad etc...
-¿Así que mi único trabajo será mirar y aprender?
-Más o menos, te presentare a la hija de Satka, jefe del poblado que hay a varios kilómetros del nuestro- Le conto a la vez que lo miraba para ver su reacción.
-¿Ahora organizas citas? Sabia que habría alguna pega a esto de acompañarte- Contesto Kenai indignado.
-Bah, si seguro que os llevareis bien, he hablado con ella y es una chica estupenda.
Siguieron conversando hasta que llegaron a Damnacia, atravesaron las murallas de piedra que cubrían el poblado y se adentraron en él, el lugar estaba lleno de caravanas y de tiendas que ofrecían sus productos, por no hablar de la inmensa cantidad de gente que abarrotaba las calles.
Una vez llegaron a una zona libre de gente, la caravana empezó a desplegarse, pero, antes de que Iuncai bajara del carromato una voz le llamo.
-¿Siempre has de llegar tarde?
Sin darse la vuelta y reconociendo la voz, Iuncai se rio y se giro para responder.
-Mas vale tarde que nuca.
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Baracia
AksiyonLejos de nosotros, se encuentra el mundo de Baracia, un lugar habitado por seres para nada distintos a nosotros, seres humanos, las diferencias claras son que no se están en nuestro planeta y que en general, su sociedad, esta en una parte de su hist...