Kenai, tras regresar a casa y comprobar que Dela seguía descansando tras la fatiga y el sufrimiento pasado anoche, más aliviado se dirigió a los establos, preparo su caballo y una vez estuvo listo partió sin perder un segundo a Damnacia junto a una pequeña escolta que le habían proporcionado los de su aldea.
Una vez llego a las puertas de la ciudad, pudo comprobar que esta se estaba preparando para el combate ya que las medidas defensivas estaban siendo reforzadas, al entrar y atravesar sus puertas ya esperaban su visita ya que lo recibió el hijo mayor del eix del poblado.
-Saludos ¿Debes de ser Kenai, cierto?- Pregunto el joven mientras señalaba con la mirada al chico.
-Correcto ¿Y tu eres?
-Soy Dac, hijo del rey y seré quien te enseñe la capacidad militar de Damnacia.
- En especial me interesan vuestros arcos ¿Podríais enseñármelos?
-Claro, sígueme- Le dijo mientras con un gesto le invitaba a acompañarle
La escolta se quedo en una taberna situada cerca de la entrada esperando mientras Kenai realizaba su trabajo, Dac condujo a Kenai hasta la zona de entrenamiento situado en el perímetro de las murallas donde se adiestraban sus soldados para mostrarle los artilugios de su poblado. El campo de tiro no era muy estrecho pero si bastante largo, mucho más que los de su poblado, Dac, se acerco al arsenal y cogió uno de sus arcos, a simple vista, resaltaba su longitud y curvatura.
-Estos son nuestros arcos- Señalo Dac- y estos los vuestros- Dijo mientras cogía otro más pequeño- Ven te voy a enseñar la diferencia.
Kenai acompaño a Dac de nuevo al campo, una vez allí, el joven tenso el arco propio de Damnacia, este artilugio se flexionaba de una manera increíble como si estuviera echo solo de goma, después de unos segundo de tensar y fijar su objetivo, soltó la cuerda que impulso como una bala la flecha que impacto de lleno en una diana que se encontraba a bastante distancia. Acto seguido cogió el otro, más pequeño e hizo el mismo procedimiento, la diferencia era que su flecha llego a la mitad del campo y la tensión que llegaba a tener el arco no era ni mucho menos comparable con la del primero y ,con esta demostración, Kenai quedo bastante impresionado.
-¿Cuantos arqueros tenéis en Damnacia?
- Unos 1.500, respondió Dac a ojo.
-Bien- Respondió satisfecho- ¿Podríais fabricar unas 20 mil flechas para esta semana?
- Vaya... con un poco de esfuerzo creo que sí aunque ya tenemos diez mil en la reserva.
-Necesitamos también las otras, nos hará falta mucha munición.
-Haremos lo que podamos.
Al acabar el dialogo, Kenai no perdió un segundo, se despidió de su anfitrión y se dirigió con su escolta hacia Riklia. Como las aldeas de los 17 están bastante juntas entre si, apenas tardaron una media hora en llegar, nuca había estado en este poblado pero había escuchado que sus habitantes solían ir vestidos de una manera peculiar y hasta los hombres se maquillaban los ojos con un liquido extraído del carbón, al llegar ahí lo pudo comprobar, un hombre, que de lejos parecía una mujer por el pelo bastante largo que tenia, los volvió a recibir, iba con un bastón que tenia una forma de espiral en la punta, el maquillaje en los ojos era cierto, la mirada de ese personaje era más penetrante y parecía que hasta pudiese atravesar.
-Bienvenido a Riklia- Dijo el hombre mientras abría los brazos a los invitados, la mirada de loco que ponía parecía que les invitaba a entrar en un bosque encantado.
-Gracias por recibirnos ¿y tu eres?
-El hechicero del poblado, seguidme os enseñare mis pociones.
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Baracia
ActionLejos de nosotros, se encuentra el mundo de Baracia, un lugar habitado por seres para nada distintos a nosotros, seres humanos, las diferencias claras son que no se están en nuestro planeta y que en general, su sociedad, esta en una parte de su hist...