Después de platicar otro rato con Jay, nos dirigimos a una heladería. Compramos un helado y nos regresamos a casa. Se notaba que Jay estaba un poco mejor... O menos peor, al menos.
~Perspectiva de Ingrid~
Llevo tres insoportables días desde aquel accidente con el sirviente directo del Rey.
-¡Ahg! -exclamé. Quisiera haberle arrancado las manos.-susurré para que nadie me escuchara.
Me dirigí al vestidor para colocarme el uniforme de trabajo. Parezco una prostituta barata con esto, mi uniforme consta de un vestido negro escotado por la espalda, corto hasta arriba de las rodillas, tenía encaje en la parte inferior del vestido y en las mangas cortas de los brazos, el mandil era redondo con encajete abrochaba a la cintura y por el cuello. Me acomode el cabello en una cola alta dejando las orejas y escondiendo mi cola. Di un largo suspiro.
-A trabajar... -dije en mis adentros caminé hacia la cocina, me acerqué al gerente para que me viera.
-Perfecto Ingrid, ahora toma tu bandeja y empieza a atender. -me musitó el gerente de barba negra y ojos negros que reflejaban un cuerpo sin alma.
Un escalofrío recorrió mi espalda de tan solo ver aquellos ojos, con su mirada tan profunda. Tomé la bandeja y me dirigí a las mesas, sentí la mirada de varios hombres y criaturas sobre mi.
-Hey... Guapa... -escuché que me coqueteaban, pero me limite a sonreír forzadamente.
Me acerqué a una mesa dónde había tres hombres y tomé su orden. Uno puso su mano en mis caderas y sutilmente la quité. Otro metió seis billetes en mi mandil y me sonrió pervertidamente, acepté el dinero y me retiré.
¿Donde esta Karly? Ella debería haber llegado hace unos minutos... Hoy es el día.
~Perspectiva de Karly~
Listo, las maletas, o bueno mochilas, estan listas. Dos vestido para cada una. Escondí las mochilas detrás de un arbol negro, el cual daba miedo. Entré al bar donde Ingrid trabaja, me puse seria y mi capa cubría todo mi cuerpo. Al momento de mi ingreso, todo se quedó en silencio. Me acerqué a la barra, vi a lo lejos a Ingrid y nuestras miradas se cruzaron y sonreímos.
-Un trago. -le pedí al encargado de la barra, me lo dio y lo bebí, ¡Dios estaba un poco fuerte! Saqué la varita del mi cintura.
-Té del viajero. -le exigí y apunte mi varita directamente a su cuello y con mi otra mano le hize una señal a Ingrid.
Ingrid saltó como lobo: pelaje café oscuro, en su vientre un café claro, y su abundante cola a la punta con tonalidades aun mas oscuras. Amenazó a todos los presentes y estos se quedaron quietos, sus ojos verdes mas oscuro de lo normal.
-¡EL TÉ! -le grité insistente de nuevo al hombre esqueleto, el encargado.
Este con miedo sacó una botellita triangular con un liquido morado oscuro. Se lo arrebaté y miré a Ingrid, quién se dirigió a la puerta y salimos. Tomé las mochilas y las puse en mi espalda. Seguido de lo anterior, me subí al lomo de Ingrid y ella comenzó a correr a los adentros de un bosque oscuro.
-¡Lo hicimos! ¡Lo hicimos! -grite mientras sentía que las lagrimas salían de mis ojos, Ingrid dedicó un aullido y siguió corriendo.
~Perspectiva del Rey Esqueleto~
Un soldado entró corriendo desesperadamente.
-¡Señor! ¡La licántropo y la hechizera Woods han escapado! -soltó un grito el soldado.
Abrí los ojos como platos. ¡No puede ser!
-¡¿QUE?! -musité sorprendido. Ellas no pueden escaparse, ¡No ahora! ¡Búsquenlas! ¡Las quiero aquí! ¡No dejen que vayan más lejos! -grité y me levanté de mi trono.
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Buscando nuestro destino
FanfictionCuatro palabras... Sufrimiento, injusticia, esclavitud, obscuridad. Estas cuatro cosas están muy presentes en el Inframundo. Para su mala suerte, Ingrid y Karly tienen que enfrentarlas cada día. Ingrid es una chica licántropo que ha sufrido demasiad...