Capitulo 3

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La alarma sonó, despertándome de la inconsciencia, y estiré la mano para golpear el botón con mi palma. Las sábanas se encontraban envueltas alrededor de mis piernas, y el cobertor se cayó al suelo como lo hacía cada noche.

Me estiré y senté lentamente, entrecerrando los ojos hacia el sol brillante que entraba por la ventana del dormitorio. Las paredes blancas hacían que fuera mucho peor, pero no me atrevía a pedirle a Phaedra si podía cambiar algo. Ella y Chuck me dieron este apartamento tipo desván por casi nada, así podría ahorrar dinero.

Me vestí con una de la docena de camisetas con cuello V guardadas en mi pequeño armario y me puse mis vaqueros favoritos que encontré en el local de ARC Thrift Store. Los vaqueros ajustados fueron el par que compré solo un par de días después de mudarme al desván, luego de mi primer cheque de Bucksaw, y después de que Phaedra descubriera que dormía en mi auto, exactamente diez días antes de que mis padres lo remolcaran y vendieran.

A pesar de que tuve una habitación llena de ropa de diseñador y zapatos en casa de mis padres, mi armario en el desván todavía tenía mucho espacio. Aparte de las cosas que escondía en un bolso -como artículos de aseo, agua, bocadillos y la caja de zapatos- antes de mi huida, todo lo que tenía era mi auto y la ropa que llevaba puesta. Cinco años en Bucksaw me ganaron otros cinco pares de vaqueros, tres cortos, y una docena de camisetas. Era fácil prescindir de eso cuando no tenías ningún lugar al que ir.

Recogí la parte superior de mi pelo en una horquilla, evitando que cayera mi flequillo, lo cual tocaría mis pestañas cada vez que parpadeara.

¡Siempre en mis malditos ojos!

El tiempo para un corte de pelo en El Salón de Falyn se atrasó. Bajé la vista al cajón que contenía las tijeras y decidí no hacerlo ya que sería justo antes de mi infame cita con el lindo pero definitivamente desafortunado bombero. No había manera de que pudiera competir con mi versión de ensueño de él, quien podía darme un orgasmo con solo una mirada de soslayo, así que mi mente ya lo descartó como una decepción.

Después de lavar mi cara y completar el resto de mi rutina matutina, agarré mi delantal y abrí la puerta. Con un rápido movimiento de la muñeca, cerré la puerta detrás de mí. Después de un corto paseo por un pasillo estrecho y quince escalones, estuve en Bucksaw otra vez.

Chuck se encontraba en la mesa de preparación, y Phaedra contaba el dinero de la caja registradora; el sol de la mañana resaltaba las hebras plateadas en su pelo.

-Es como si nunca me hubiera ido -anuncié.

-Dices eso cada mañana -me respondió Phaedra.

-Se siente así cada mañana.

-También dices eso todas las mañanas -dijo Chuck. Puso un plato de panqueques ahogándose en miel, cubierto con un pequeño remolino de crema batida y fresas en rodajas, sobre el mostrador junto a la ventana entre la cocina y el comedor principal.

-Para que conste, no puedo pensar en ni un solo lugar en el que preferiría estar -dije, tomando mi plato.

-Te concedo eso -dijo Chuck.

-Así que, el chico -comenzó Phaedra, con un toque de advertencia en su tono-, es terriblemente lindo.

-Nada que no pueda manejar. -Mis palabras fueron indescifrables debido al bocado de panqueques que acababa de meterme en la boca.

-¿Te va a recoger aquí? -preguntó Chuck, cruzando los brazos sobre el mostrador de la ventana que se encontraba debajo de la altura de su pecho.

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2015 ⏰

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